En la semana previa a las vacaciones de verano en el instituto Karasuno, la tranquila vida de Mei Sato da un giro inesperado cuando se encuentra con los enérgicos miembros del equipo de voleibol. Mientras luchan por sobrevivir a la intensidad de los...
El calor abrasador se hacía sentir dentro del aula, como una manta pesada que envolvía a todos los estudiantes del instituto Karasuno. Estábamos en la última semana antes de las vacaciones de verano, y el estrés de los exámenes finales se había apoderado del ambiente. Yo no era la excepción.
Me encontraba sentada en mi pupitre, al fondo de la clase y pegado a la gran ventana, repasando los apuntes de matemáticas. Para mí, esta era la peor asignatura, y el examen que se avecinaba dentro de dos horas solo aumentaba mi ansiedad.
–Ahg, ¿cómo puede hacer tanto calor?– me quejé mientras dejaba caer mi cabeza hacia atrás en un intento de aliviar la sensación sofocante.
Mi mejor amiga desde hacía años, Rei, quien estaba sentada a mi lado con su habitual calma y determinación, me miró con una sonrisa comprensiva. Su cabello castaño oscuro recogido en una coleta alta le daba un aire de serenidad.
–En vez de quejarte del calor, podrías ponerte a estudiar matemáticas–, sugirió Rei, señalando la pila de libros frente a ella.
La miré con envidia mezclada con admiración. –¿Cómo puedes mantener la calma en medio de esta ola de calor y concentrarte en los estudios al mismo tiempo?–
Rei me dedicó una sonrisa tranquilizadora. –Porque sé que puedo hacerlo. Y tú también, Mei. Solo necesitas un poco más de confianza en ti misma–.
Asentí con resignación, reconociendo que tenía razón. –Supongo que tienes razón...–.
Con un suspiro, volví a mis apuntes de matemáticas con renovado ánimo, decidida a enfrentar el desafío que se avecinaba.
El sonido del timbre marcó el final de la clase, y los estudiantes se levantaron con alivio, ansiosos por escapar del calor agobiante del aula. Rei y yo nos dirigimos juntas hacia la cafetería del instituto mientras debatíamos sobre los apuntes, en busca de un merecido descanso y algo de comida antes del próximo examen.
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En el camino, divisamos a dos chicos discutiendo acaloradamente cerca del tablón de anuncios. Uno de ellos estaba huyendo a toda velocidad, con cabello naranja brillante ondeando detrás de él, mientras que el otro tenía una expresión seria y concentrada mientras lo perseguía.
–Y ha esos dos idiotas que les pasa–, comentó Rei, señalando con la cabeza hacia los dos chicos.
Observé la escena con curiosidad, "¿Qué habrá pasado esta vez?" pensé recordando todas las veces en donde esos dos chicos se estaban persiguiendo por el instituto.
Mientras tanto, Hinata el número 10 del equipo de voleibol, concentrado en su escape, no vio por dónde iba y terminó chocando con nosotras en medio del pasillo. Sus libros se esparcieron por el suelo mientras él caía, con una expresión de vergüenza y confusión en su rostro.
–Oh, lo siento mucho–, se disculpó Hinata casi gritando mientas hacia muchas reverencias, tratando de recoger sus cosas con torpeza.
Solté una risa al verlo tan preocupado –No te preocupes–, le aseguré con una sonrisa, ayudándolo a recoger sus libros. Rei también se unió.
Hinata nos miró con gratitud, sus mejillas encendidas por la vergüenza. –Gracias. De verdad lo siento por correr así–
Rei le dio unas palmaditas en el hombro con una sonrisa tranquilizadora y un con un toque de burla. –No hay problema, Hinata. ¿Estás bien?–
Hinata asintió con rapidez, todavía visiblemente avergonzado. –Sí, estoy bien. Gracias de nuevo– ha Rei y ha mi se nos encogió el corazón al ver lo adorable que se veía el pelirrojo.
Con una ligera inclinación de cabeza, Hinata se disculpó una vez más y se apresuró a alejarse.
–Vaya día tan interesante no?–, comentó Rei con una risa mientras continuábamos nuestro camino hacia la cafetería.
