Seras mia

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Dante

Estoy echo una furia, de tan solo pensar como ese hombre tocaba a mi mujer me dan ganas de ir y matarlo.

—¿Cuéntame como fue tu encuentro con tu niña? —pregunta Mateo sacándome de mis pensamientos.

—Pues, no del todo bien, la busque por 2 años, cuando la encuentro me rechaza, verla que otro hombre la estaba besando y tocando, estoy muy enojado —le digo.

—Pues que esperabas, tú eres un viejo de 29 años con una joven de 20, pues no la cagues —me dice con su típica voz de sabelotodo.

—¡No soy un viejo! Cualquier mujer moriría por estar a mi lado, lo tengo todo dinero, soy guapo y tengo poder —lo digo con una voz de seguridad.

—Pues has dicho cualquiera menos esa niña —dice mi amigo, casi burlándose de mi.

—Es un puto dolor de cabeza —le digo a mi amigo con un tono de frustración.

—Ya muero por conocer a esa niña, me comienza a caer bien —dice mi mejor Mateo, en tono de burla.

—Jajaja, crees que te la voy a presentar, conozco tu fama de mujeriego —le digo en tono de enojo y burla.

—¿No la compartirás conmigo? —dice en tono de burla.

Me levanto de mi silla y le señalo con el dedo.

—A Ella no, Ella es Mia —gruñó de enojo.

El nunca tocará a mi niña ella es mía.

—Jajaja tuya, no lo creo —se burla de mi.

—Solo porque eres mi amigo, si no te mataba ahora mismo —le digo completamente enojado.

Álvaro entra a mi despacho antes de que intente matar a Mateo.

—Señor me informan que la joven Anabela despertó —me dice Álvaro.

—Ya era hora —digo y me acerco a la puerta.

Anabela

Comienzo abrir mis ojos no sé dónde estoy. Estoy acostada en una cama, veo a mi alrededor y comienzo a recordar lo qué pasó.

—Ese hijo de... me secuestró —digo molesta y me levanto de la cama.

Suspiro de alivio al ver que sigo con la misma ropa, solo mis zapatos están a un lado de la cama, los tomo y me los pongo.

Me acerco a la ventana y muevo la gran cortina oscura. Los rayos del sol entrar, me empañan un poco la vista pero mis ojos se comienzan acostumbrar a la luz.

Veo por la ventana, noto un gran jardín enorme a lo lejos veo qué hay una tipo muralla levantada alrededor de la casa.

—Mierda esto es una puta fortaleza —maldigo.

Cerré la cortina y me acerqué a la puerta. Ruego porque no esté cerrada, tomo el picaporte y este da vuelta "Gracias" le doy las gracias a quien sea que me esté ayudando.

Abrí un poco la puerta, saqué mi cabeza para ver hacía el corredor y volteé para los dos lados no hay nadie. Salgo cierro la puerta y comienzo a caminar hacia un lado.

No sé si voy en la dirección correcta. Esta casa es enorme. Sigo caminando veo unas escaleras, bajo corriendo y no hay nadie esta es mi oportunidad.

—¿A donde vas? —escucho a mis espaldas la voz de ese hombre.

Me doy la vuelta, veo a ese hombre, en cuanto lo veo me enojo y me acerco a él con intención de golpearlo.

Pero cuando estoy cercas de él me toma las manos e intento que me suelte.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora