Cuando Tiffany despertó, supo enseguida que estaba sola.
Se removió entre las suaves sábanas, suspirando por las ganas de quedarse en la cama, pero sabía que no correspondía. Ese día debía lavar la ropa blanca de la semana, además que tenía una cita a la que ya dijo que asistiría.
Giró en la cama, quedando boca arriba, y sintió el líquido escurrir por su entrada. Taeyeon anudó dos veces la noche anterior, con Tiffany tan cansada que no se molestó en ir a limpiarse. Mejor así, la omega estaba un poco preocupada por no estar embarazada todavía. Taeyeon no le decía nada ni le presionaba por eso, pero Tiffany tenía un deber que cumplir con su esposa.
Suspirando, terminó por ponerse de pie para ir a darse una ducha. La mayor había salido dos horas atrás para ir a su trabajo. A veces, Tiffany se despertaba con ella e iba a prepararle el desayuno, aunque en otras ocasiones no era así. Taeyeon era bastante autosuficiente en ese sentido, pero a Tiffany le sentaba un poco mal no poder servir a la alfa como correspondía.
El próximo mes sería el aniversario de matrimonio. Cumplirán cuatro años de casadas, y Tiffany esperaba que Kim no lo olvidara como el año pasado. Le hacía mucha ilusión recibir alguna atención de su mujer, por pequeña que fuera, a pesar que la rubia no fuera una alfa demasiado cariñosa. A la omega no le gustaba pedirle demasiado, sin embargo, se sentía bien saber que su esposa le quería.
Ambas se casaron cuando Tiffany cumplió los dieciocho años y terminó la secundaria. Había sido un matrimonio arreglado entre ambas familias, que pertenecían a la aristocracia del país. Una fortuna para Tiffany, que era omega, pues muchas personas veían a los omegas como una desgracia. Sus padres no estaban muy contentos con ella en ese sentido, pero se encargaron de arreglar un buen matrimonio que trajera beneficios a la familia.
Básicamente, los padres de Taeyeon tenían una deuda de dinero con la familia de Tiffany. Sus papás decidieron perdonar dicha deuda, si la hija de los Kim aceptaba a Tiffany como pareja. Ellas se conocieron en una cena, Taeyeon le echó un vistazo y dio su veredicto.
- Está bien, no tengo problema en casarme contigo - comentó, tranquila y sin ninguna señal de asco.
Taeyeon estaba saliendo de la universidad en ese momento, con veintitrés años. A Tiffany le gustó mucho el porte elegante que tenía, su piel lisa y el aroma a cítricos que soltaba. Estudió Derecho y pronto entraría a trabajar en la empresa de sus padres.
Así que ellas salieron por un mes antes de casarse e irse a vivir solas. Tiffany estaba muy asustada al inicio, sin embargo, la mayor fue amable y paciente, y no le había tratado mal en ningún momento. Es decir, a veces discutían, pero nunca escaló a una pelea fuerte. Tiffany siempre solía retroceder con rapidez, fue criada para someterse y era algo que salía naturalmente en ella. No le gustaban los conflictos, y menos si eran con un alfa. Peor aún, si eran con su mujer.
Tal vez, si tuviera que definir su vida, diría que era un poco aburrida. No pasaban demasiadas cosas interesantes. Solía quedarse en casa la gran parte del día, limpiando, ordenando o lavando ropa, esperando a que Taeyeon llegara. Cuando la alfa regresaba, tenía la cena lista, comían, e iban a tener sexo. Incluso el sexo podía ser un poco aburrido, al menos para la azabache, que no lo disfrutaba particularmente. Al inicio sí, pero Taeyeon fue dejándose cada vez más, y a veces follaban hasta que la alfa quedaba satisfecha. Podía haber noches en las que Tiffany no tenía ningún orgasmo, pero la otra acababa, y las cosas terminaban ahí.