La noche callo sobre el castillo, John en ningún momento se apartó de nosotras, rosa estaba muerta de cansancio por tanto jugar y yo también, nos fuimos a la cama, luego de bañarnos fuimos a la cama y rosa quería dormir junto a la ventana, me coste en el medio, aún con el sueño invadiendo mí cuerpo no podía dormir, algo en mí esperaba que Nathaniel entrará por la puerta, se que soy su esclava y todo eso pero jamás me sentí su propiedad solo me sentí una mujer y a diferencia de muchos el a sido lo mejor que pasó en mí vida, nada de abusos o golpes, me trata como una mujer y no como un objeto, su trato a mí aveces me confunde pero últimamente he estado sintiendo algo por el, ¿Amor talves? Pero como se que es amor cuando jamás lo sentí con alguien, la puerta de la sala se abrió y luego de la puerta de la habitación, escuchaba los pasos de alguien que caminaba lentamente, volteo para ver de qué se trata, efectivamente era Nathaniel, estaba cansado y de caído, se sentó en la cama y procedió a quitarse el abrigo seguido de sus botas, por último se quito la remera, al estar tan cerca pude ver con mayor claridad su espalda, golpeada y con cicatrices, Nathaniel se acosto a mí lado, paso un brazo debajo de mí cintura y el otro por encima en volviéndome en ellos, estaba helado, sus dedos estaban lastimados y congelados, tomé sus manos para calentarlas, su cabeza estaba apoyada en mí espalda, su respiración era lenta y cálida, me di vuelta hacia el, aún en vuelta en sus brazos, el unió sus dedos detrás de mí y yo puse mis manos sobre su rostro cansado.
—Estas bien?
Pregunte entre susurros, parecía que las lágrimas iban a salir de sus ojos, como un río fluyendo.
—Si, solo estoy cansado.
Responde mientras lo acarició suavemente.
—Gracias por dejar que rosa se quedará quedarse.
El soltó una pequeña sonrisa, era como un rayo de sol en la oscuridad más profunda.
—Te ves destrozado.
Dije sosteniendo su cabeza con mis manos, el asintió con la cabeza.
—Puedo hacer algo para animarte?
Ante mí pregunta el tomo mis manos uniendo las con las suyas.
—Tu no eres mí esclava ni mí propiedad, no es tu obligación hacer algo por mí.
—Pero quiero hacerlo.
Respondí besando su mano, el tuvo multiples oportunidades de dejarme ir, pero no lo hizo, pudo dejar que alguien más me tomara y recibir un pago, pero se nego una y otra vez.
—Quiero....no debería hacerlo.
Le di un beso, aún que no lo decía podía sentir que estaba dañado, se cómo se siente estar sola y no quiero que el está así.
—Nat, mírame.
Sus ojos cansado se fijaron en mí.
—Puedemes pedirme lo que quieras.
Ante mí respuesta una sonrisa Doloras y lastimada se formó en sus labios.
—Date la vuelta.
Dijo con su voz adolorida y agotada, no se lo que me hará pero se que no me cojera así que estoy segura, ante su petición me di vuelta dándole la espalda y mirando la espalda de rosa y las cortinas siendo movidas por el viento que entraba por los bordes de la ventana, sentía las manos de Nathaniel metiéndose entre mí ropa recorriendo mis muslos hasta llegar a mis labios bajos, un suspiro de placer se escapa de mí boca, mientras que el metía sus dedos dentro de mí, podía sentir como los movía, como los sacaba y me tia una y otra ves, movía sus dedos de tal manera que no podía negarme ante el, frotaba su mano en mí, haciendo que sintiera un extremo calor en mí cuerpo, como si le mismo sol estuviera frente a mí, gemidos susurrados salían de mí boca, pero ante el placer que Nathaniel me daba no podía contenerme, mis manos se aferran a las sábanas tratando de poder soportar esto, pero era inútil a medida que más me tocaba más placer sentía, no podía pensar con claridad, lo único que pasaba por mí mente es que quería más, un gemido subía por mí garganta y estaba por salir, Nathaniel tapa mí boca con su mano libre.
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CONTRATO
RomanceUna esclava se ve atada bajo un contrato con alguien que parece ser uno de los peores seres de la humanidad