°<Narrador omniscente>°
Ya todo se había calmado, al menos un poco, el desastre que Miguel había causado ya había sido limpiado y ambos varones se encontraban ahora mismo en casa del momero.
- ¿Y quién te dijo lo que me estaba pasanado?
Se atrevió a prenguntar el de lentes oscuros tras un largo e incómodo momento de silencio.
- Fue Camila (La coquette)... también me dijo que estabas así por mí...
Respondió en un tono bajo de ligera preocupación por su amigo, un lindo sonrojo se posó sobre sus mejillas antes de volver a decir algo, tomó un respiro hondo y habló nuevamente. ¡Esa maldita traidora! Pensó Miguel.
- Fue difícil de creer en un inicio... ya sabes, por como me tratas y todo... pero... ¿Sabes?, a pesar de todo eso, yo... creo que también te amo, papu.
Un largo silencio transcurrió fomentando una gran incomodidad entre ambos chicos...
- No me jodas
¿Encerio?
¿Realmente me amas como yo a ti?, ¿O solo estás ilusionandome y jugando con mi pobre corazón?...
Espero que no me hayas estado jodiendo cuando dijiste esas estúpidas y hermosas palabras jurandome amor...
- Papu, yo de verdad juro que te amo, y realmente me gustaría saber si tú... ¿Quieres ser mi elfo?
