vecina ardiente (𝘉LANK 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘦𝘴)

VI

Cuando desperté los recuerdos de la noche anterior me invadieron. Salí del sillón en busca de Nueng pero, no estaba en la cama.

Al ver la hora en mi móvil caí en la cuenta que era muy tarde y ella estaría ya en la escuela.

Estaba por entrar a bañarme pero el sonido de la puerta me lo impidió, al abrir la puerta me deja ver a mi hermana.

— Buenos días, veo que recién has despertado porque te ves fatal — dice Sam.

— Me has traído algo además de tus malos tratos hermanita.

— Te traje el desayuno.

— Gracias, así con gusto te recibo en mi humilde hogar — estaba por darle el primer bocado a mi sándwich hasta que mi  hermana habló.

— Lo que está ahí es ropa interior — voltea a mirar a su hermana con una expresión de sorpresa en su rostro.

— Te sorprende que tu hermana tenga sexo, ya somos mayores como para que sintamos vergüenza.

— Es raro pensar en que tú... Bueno no vine hablar de eso, solo quería invitarte a un día de picnic que haré con algunos empleados de la empresa.

— Que bueno, sino debo pagar nada ahí estaré te lo aseguró.

— Bien, yo me retiro para ir al trabajo pero, tu compañera pasional quedá invitada — sale de prisa para no escuchar a su hermana molesta.

— Tonta —  grite.
Ya no me escucha, comencé a desayunar pues estaba agotada por todo lo que mi vecina y yo hicimos.

Cuando termine de comer, me puse acomodar un poco, como cambiar las sabanas y poner esa ropa interior en su lugar.

El resto del día, paso muy rápido para mí, después de bañarme me quedé dormida, hasta que senti que algo se ponía encima de mí.

— Hola sexi vecina — habla Anueng.

— Ya estas aquí, dejame seguir durmiendo así que quitate de encima.

— No quiero, mi corazón se tranquiliza al estar cerca de ti.

— Qué fastidiosa — lleve mis manos hasta su cintura, en un movimiento rápido hago que ella quedé debajo de mí.

— Qué haces — intenta safarse del agarre.

— Te gusta mucho jugar verdad, qué tal si jugamos un poco pequeña niña traviesa.

—  Eres tan mala, estar en esta posición me deja vulnerable a ti y lo sabes bien.

— Sino quieres esta bien — me quite de encima y sali para ir por un poco de agua.

En verdad no entendia estas cosas, esa  mujer se  salío con la suya al conseguir que quiera seguir teniendo sexo con ella, hacerlo otra vez no quita menos culpa supongo.

Termine de beber el agua. Regrese de nuevo a la habitación quedando sorprendida al verla, estaba en ropa interior a punto de ponerse su pijama.

— No hace falta que te pongas eso — me acerque a ella, con mi mano agarre su nuca  y comencé acariciar esa zona.

— Acaso quieres hacerlo otra vez, ya me amas sexi vecina — rodea el cuello de Ar-Nueng con sus manos haciendo que esta se agache para quedar a la misma altura.

— Sabes bien que es solo sexo verdad, el día que me enamore de ti no llegará.

— Ya veremos, serás mi esposa — acerque mis labios a los de ella, quería jugar con ella así que la haría enojar.

Nuestros labios estaban tan serca pero cada vez que ella se acercaba para besarme apartaba mi boca. Pude ver el ceño fruncido indicando que le molestaba lo que yo hacia.

— No te muevas, quiero besarte — volví acercar mis labios pero ella volteo la cara rechazando mi beso.

Mi mano que aún se encontraba en su nuca sería la ayuda que necesito. Enrede mis dedos en su cabello y la acerque para poder besarla por fin.

Sentí un alivio recorrer mi cuerpo cuando la bese. Lo siguiente que hice fue profundizar el beso, mi lengua invadió la suya, ella hizo el intento de seguirme el ritmo pero, terminó separándose.

— Eso fue — no pude decir más, tuve que recobrar el aliento primero.

— Sigamos preciosa — me volví acercar a ella levantando su pequeño cuerpo para pegarlo contra la pared, ella rodeó mi cintura con sus piernas.

— Hazme tuya otra vez.

Esas palabras bastaron para encender una llama dentro de mí. Mis labios atacaron su cuello, dejando besos y mordidas.

La haré mía como ella quiere.