Un artista marcial promedio

parte 6 (reescrita)

Les recuerdo esporádicamente que usare los" []" para referir a el cambio de idioma que hace hitohito al hablar a veces

La transformación de Shiina había sido extraordinaria. Sus horas de entrenamiento la dotaron de una musculatura firme y definida, potenciada con una dieta estricta supervisada por Hitohito. Sus continuos sparrings y ensayos de combos la convirtieron en una máquina imparable de puños y patadas relámpago, con una precisión y fluidez digna de profesionales.

Incluso incorporó un elaborado trabajo de pies propio del boxeo anglosajón, maximizando el aprovechamiento de su baja estatura mediante desplazamientos laterales, esquives y quiebres de cintura. Pero el cambio más notorio se produjo en su estrategia normalmente atacaba con algo parecido a un zarpazo, perfecto para un contra golpe o contra patada, ahora al ser compactos sus golpes eran al menos más difíciles de contra atacar, además de que por su talento innato su resistencia cardio reparatoria se volvió gigante al menos para alguien de su edad.

En cuanto a Naoto, su innato talento artístico aplicado a la coordinación corporal y el manejo de armas lo convirtió en un virtuoso del Kali Eskrima. Sus pies, ahora más ágiles que nunca, le permitían bailar en derredor de sus oponentes acosándolos con víboras estocadas y tajos descendentes.

Pero lo más letal era cómo canalizaba la energía cinética de sus propios movimientos y los envites enemigos, redireccionándola para alimentar sus contraataques o evasiones que asestaban en fracciones de segundo. Sus manos manipulaban los bastones como feroces extensiones de sus brazos, amplificando exponencialmente su peligrosidad.

Tras poner en marcha sus planes, Hitohito era consciente que no podía descuidar su propia forma y condición si pretendía erigirse en líder de su grupo. Por ello, se trazó una estricta rutina de entrenamiento físico que cumplía religiosamente al término de cada jornada.

Comenzaba con una prolongada sesión de estiramientos y calentamiento muscular para preparar el cuerpo. Luego enfilaba raudo a trotar por su ruta prefija, cada día aumentando poco a poco la distancia del recorrido. Al principio le costaba horrores mantener el paso y el aliento...pero con el correr de las semanas fue aguantando trayectos más extensos sin desfallecer.

Tras el trote llegaba la parte más dura: ejercicios de flexibilidad.

Estiramientos dinámicos

Estiramientos estáticos

Ejercicios de yoga para la flexibilidad

Ejercicios de movilidad articular

. Cada movimiento repetido incansablemente hasta que los músculos suplicaban tregua. Pero Hitohito se forzaba a exprimir una y otra repetición, entre dientes apretados por el esfuerzo sobrehumano.

Finalmente, dedicaba tiempo a perfeccionar su técnica de lucha y reacciones reflejas a base de interminables sesiones de sparring contra un enemigo invisible. Sus golpes ganaban cada día más velocidad y contundencia, al tiempo que pulía pequeños detalles como la posición del pulgar al impactar para maximizar daños.

Al cabo de pocas semanas su cuerpo comenzó a evidenciar los frutos: peso y grasa corporal derretidos dando paso a marcados músculos, mejora notoria de la capacidad aeróbica y de la potencia en sus impactos. El sudor y el vigor eran ahora sus aliados en pos del sueño que anidaba en su mente.

Y cuando al fin llegaba a su hogar con las piernas temblando de agotamiento y las articulaciones en llamas, una sonrisa imperceptible delataba que estaba exactamente donde quería y necesitaba estar, a esto se le llama obsesión ya que para conseguir esto sin fatiga muscular consumía potentes energizantes que creaba el mismo a partir de su propio conocimiento sumado a la alta densidad muscular de Hitohito hacia que pudiera mejorar a pasos agigantados.