Rodri
No sé qué tenía Nina que era la única persona capaz de hacer que me tragara el orgullo, ni siquiera Borja, que era como mi hermano es capaz de tal cosa. Sentía que no podía estar así con ella, después de haber estado tan bien estos últimos días, no quería estar enfadado ni separado de ella, así que después de mis clases, he ido directo a la puerta del St. Phillip's. Cuando la he visto aparecer con sus amigas bajando los escalones me he puesto nervioso, no sabía cómo reaccionaría al verme aquí, si me rechazaría o si acabaría por darme otra oportunidad.
No le tengo en cuenta la bofetada que me dio, no era la primera vez que una chica me la daba, pero si la primera que me afectaba y no por el dolor físico porque apenas sentí nada, más bien porque no me gustó verla de aquella manera, enfadada y saliendo de mi casa corriendo.
Me ha alegrado ver que estaba receptiva para aceptar mis disculpas, así que he decidido invitarla a comer, siempre había querido volver a este lugar, mis padres me trajeron el día de antes de irme a Londres y me gustó mucho el sitio y la comida. No suelo ir con chicas a restaurantes, luego se confunden y me cuesta más trabajo sacarlas de encima.
Después de comer, una langosta thermidor cada uno, hemos compartido unos mini pastelitos con macarons de postre, no hemos podido quedarnos mucho tiempo en el restaurante porque Nina tiene Gimnasia Rítmica, así que sube a mi coche y la llevo al club, mientras conduzco suena de fondo en la radio de mi coche la canción de "sé lo que hicisteis" de Melendi y Nina comienza a cantarla a pleno pulmón con una gran sonrisa dibujada en su cara y hace ver que toca la guitarra, me gusta verla así de divertida. De repente se queda quieta y me observa durante unos segundos con la cara enfurruñada.
-Venga canta, ¡no seas rancio! -
-Yo no canto-
-Va, porfi solo un poquito... seguro que te la sabes, hazlo por mi...- dice poniendo cara de pena.
Al final accedo como un idiota, y me animo a cantar un poco la canción para contentarla y comenzamos a cantarla juntos haciendo el tonto, haciendo que pierda toda la seriedad que me caracteriza, mientras cantamos ella no deja de sonreírme la veo tan feliz que me doy cuenta que yo tampoco puedo dejar de sonreír mirándola.
-He estado muy a gusto contigo...- dice mientras aparco el coche.
-Yo también, estoy muy a gusto contigo Nina de verdad...- le digo mientras pongo el freno de mano, le cojo con cariño la nuca y la acerco hacia mi boca, me encantan sus besos, el efecto que provocan en mí cada vez que me da un beso más largo de la cuenta, hace que me excite demasiado, separa sus labios de los míos para besarme el cuello y yo gimo mientras me muerdo el labio.
-Para Fresita para- le susurro.
Ella sigue lamiéndome el cuello.
-Para enserio, me estas poniendo muy cachondo y no me voy hacer responsable de mis actos...- le digo separándola de mi cuello y mirándola con mucho vicio.
Ella se pone colorada y no me aguanta la mirada por la vergüenza. Intento disimular la erección que tengo y miro hacia la ventanilla donde veo a sus dos amigas.
-Allí están tus amigas. - le digo intentando calmar el fuego de mi interior.
Le pongo el mechón de su cabello detrás de la oreja, ella abre la puerta del coche, se baja y me mira esperando a que yo haga lo mismo, así que también me bajo del coche y camino hacia su lado.
- ¿Qué tal la comida chicos? Dice la rubia, que creo que es Sara.
-Súper bien, me ha llevado a un restaurante muy bonito...- les explica sonriente.
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Nadie duele para siempre
RomanceLa vida de Nina Rivera es perfecta; unos padres que la adoran, un físico envidiable y unas buenas amigas. Todo es perfecto en su maravillosa y multimillonaria vida, salvo por el arrogante, rebelde y mujeriego ahijado de sus padres; Rodrigo Santana...