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DAMA CAMELLIA

Hace cuatro años...

domingo/13/

6:40 pm

Hora dorada.

El príncipe del Mal, cuyo nombre se había perdido en las sombras, era un ser atormentado por la belleza, amaba todo lo hermoso, todo lo que parecía brillar en lo común, esa era su maldición..

Vivía en un castillo en lo alto de un acantilado, donde el viento aullaba como un lamento eterno. Pero no era la soledad lo que lo atormentaba, sino las voces que susurran en las noches sin luna.

Era la hora dorada, cuando la magia, la realidad, el tiempo y el espacio se entrelazan.

El príncipe, se encontrada absorto en su jardín de bellas rosas negras y tulipanes dorados. Eran sus flores preferidas, hasta que... Un ruido de una campana, parecida a las de boda irrumpio su tranquilidad.

Se supone que ese día debía cobrar un trato de su madre, una bruja temida por muchas naciones y magos. Quien ahora no se encuentra en este plano.

Él no había descubierto como hacerlo sino hasta que una vez traspaso la linea temporal en aquella hora. El ruido de la campana y el atardecer, lo hicieron percatarse de que estaba a tiempo.

Llevaba meses intentando traspasar el tiempo, para cobrar parte de su herencia.

La hora dorada, es cuando la magia de todo tipo está más alineada con cualquier parte de la época, con cualquier parte del universo, con cualquier parte del mundo. En el momento en que sucede, todo se convierte en uno.

Si alguien con algún tipo de magia singularmente fuerte halla el borde, aquella línea que se crea en la hora dorada, será destruida por poco tiempo, y podrá traspasarla. No fácilmente, pero se le permite. Al igual que conectarse con cualquier parte de la época, universo, o mundo...

Esa tarde, mientras paseaba por los jardines, el príncipe escuchó una campana , y luego de apercatarse de ello, oyó una melodía, proveniente de un lugar muy ajeno al suyo, pero se escuchaba claramente. Era una voz que parecía arrancada de los abismos, y obligada mezclarse de dulzura y desesperación.

Siguió el sonido, las campanas seguían sonando y esa hermosa voz, parecida a la de una sirena lo atraía ferozmente. Sin darse cuenta, llegó a un límite del lugar en el que se escuchaba mejor que nada. Así que por eso, agito su mano creando una corriente de aire. Traspasando aquella línea del tiempo y llegando a un lugar muy diferente a los que estaba acostumbrado a visitar en cuestión de segundos. Se tomó tiempo para estabilizarse, viendo sus manos y moviendo su cuello, no era nada fácil cruzar de una línea temporal a otra. Y obviamente traía sus consecuencias.

En cuanto su cuerpo se movía de una mejor forma, observó todo a su alrededor, no había nadie, todo estaba desolado.

Camino un poco más, volvió a oír la voz. Con cada paso, se hacía más y más clara, aquella melodía.

Cautivado la preciosa voz, pensó: No podría ser una sirena, sería totalmente absurdo que habitarán la superficie y dejarán oír su canto libremente.

Fue guiado hasta estar enfrente de un peculiar balcón, donde encontró a Jeongin, un joven con ojos oscuros y cabello negro despeinado, sentado sobre la barandilla, viendo hacia el horizonte recostado de la columna.

La voz de aquel joven, era aquella melodía que traspaso las épocas. Minho al verlo, sintió sus ojos abrirse en demasía, poseía un poder mágico en su voz. Quizás no magia de verdad, porque no podría ser más que un humano. Pero, de igual forma, aquella voz lo hechizada he encantaba de mil maneras diferentes.

𝐶𝑜𝑛𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐿𝑎𝑠 𝐸𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora