⛈️Capítulo 40: ¿Qué está pasando?

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Nos subimos al ascensor y Max lleva su mano a mi rostro, me besa suavemente y lo agradezco porque me duele mucho, bajamos del ascensor y nos dirijamos a su auto, Jhon se baja de inmediato y nos abre la puerta, su padre se sienta en la parte delantera y conversan todo el camino como grandes amigos, sonrió al ver a su padre, es realmente increíble, miro a Max y sigue serio, me mira y me analiza en todo momento, quito mi mirada y observo por la ventana, ¿Cómo le diré si esta su padre?, ¿Cómo lo voy a hacer?, quiero llorar, enserio me siento atrapada.

Llegamos al aparcamiento del restaurante y entramos, hay muchas mesas, la mayoría ya con gente, todos muy elegantes y formales, agradezco tener puesta la ropa del trabajo, me siento acorde a este lugar, llega un garzón y el Padre de Max (Maximiliano), lo saluda cariñosamente. El garzón nos guía a una mesa y es inevitable observar el lugar, las paredes son peceras, realmente peceras, se ven los pececitos nadando, es la pared completa, me siento hipnotizada viéndolos nadar, todos de colores brillantes y diferentes, muchos y todos pequeñitos. Las mesas y sillas son color negro, tienen solo un mantel largo y muy angosto que cruza la mesa color gris, creo que se llaman camino, nos sentamos en una mesa que está compuesta por tres platos cada uno por sus cubiertos y dos copas por plato, Max abre mi silla y me siento, mientras su padre se sienta enfrente de ambos, vemos la carta, nada tiene precio lo que significa que debe costar un ojo de la cara, Max toma mi mano, lo miro y sonríe, su padre pide vino tinto Chadwick Icono Cabernet Sauvignon, el mesero sirve un poco en la copa del Sr. Maximiliano, él prueba y sonríe, asiente y le sirven más, luego nos sirven a Max y a mi.

—Pruébalo Emma, te encantará — sonrío y tomo la copa, lo huelo y luego lo pruebo.

—Es complejo — digo y aplaude, es un niño — huele a frutas negras y bayas — asiente y Max me mira sorprendido, se acerca a mi oído.

—¿Cómo lo sabes? — Pregunta Max y voy a su oído.

—Mi madre — asiente.

La verdad jamás bebió algo así de caro, pero si bebió mucho y siempre sentí el olor de los diferentes tragos que ella compraba a diario.

—Me caes muy bien — sonrío — Hijo, debes cuidarla, deben andar como moscas tras ella — me sonrojo y Max sonríe con orgullo, sí, definitivamente son dos niños.

Pedimos diferentes tipos de cortes de carnes rojas, para acompañar el sabor del vino, Max y su padre conversan como dos grandes amigos, se cuentan lo que hicieron durante el día, hasta lo que comieron, Maximiliano se ríe de todo lo que dice Max y viceversa, me genera mucha ternura verlos juntos, siempre se han tenido el uno al otro y se han apoyado, es hermosa la relación que tienen, su padre comienza a contar cosas de Max y no paramos de reír.

—Max siempre fue un gran hijo, no digo que Alex sea malo — me pongo tensa con solo escuchar el nombre de Alex — pero... es diferente, hay que tenerle paciencia, es un poco inestable — Max se acomoda en la silla, le incomoda hablar de Alex — No controla su temperamento, es mi hijo y lo amo, pero no sé como llegar a él — dice un poco triste.

—No es tu culpa — afirma Max — es su vida, son sus decisiones.

—Hoy renunció a la empresa — comenta su padre — no sé cual sea el motivo, pero envió su carta de renuncia, quizá esté molesto por no ser el director, no sé muy bien que hacer con él — Max toma su mano.

—Tranquilo, ya volverá, como siempre...

Renunció, ¿Será por lo que intento hacer hoy?, comienzo a temblar, Max toca mi pierna y la muevo de inmediato, me mira sin entender mi reacción, pero no pude evitarlo su parecido y el contacto me generó incomodidad, bajo la mirada no sé como reaccionar, ni siquiera puedo mirarlo, desvío la mirada y observo a su padre mientras sigue conversando, siento la mirada de Max clavada en mi, finjo una sonrisa y lo miro para que este tranquilo, pero no sirve, él sabe que algo pasa, pide whisky y comienza a beber está molesto.

—¿Qué pasa Max?, tu nunca bebes y si lo haces es por dos razones — me mira — la primera es porque estás muy feliz — lo mira a él — la segunda es porque estás muy molesto — Max sonríe y lo mira.

—Que bien me conoces... — se ríen.

Suena música, miro y se ven en el centro varias parejas que comienzan a bailar, las observo y están felices bajo los juegos de luces que recorren la pista de baile, son solo baladas, lentos que hacen vibrar mi corazón, Max se levante frente a mi y extiende su mano, lo miro y sus ojos brillan, sonrió.

—Me permites — dice y asiento dándole la mano, me levanto y miro a su padre quien está feliz observándonos.

Caminamos a la pista de baile y Max toma mi cintura con brazo, mientras que su otra mano la une con la mía apoyándola cerca de su hombro, apoyo mi cabeza en su pecho refugiándome en él, cierro los ojos y no quiero que este momento se acabe, siento una leve punzada de dolor en el pecho.

—¿Qué pasa Nena? — pregunta en mi oído, pero no respondo, no quiero hablar — ¿Qué pasó en tu labio?, ¿Por qué no me dejas tocar tu pierna?, ¿Estás molesta?— vuelve a preguntar.

—Ahora no... Abrázame ¿sí?, por favor — mi voz se quiebra.

Me abraza fuerte y me apego aún más a él, no quiero llorar, pero siento tanta carga mental y angustia que no puedo controlar mis emociones.

—Sé que pasa algo, no sé por qué no me lo dices, quiero entender Emma, esta situación está matándome, no sé que pensar — lo miro y seca mis lágrimas.

—No es el momento, es solo eso... - asiente

Seguimos bailando al ritmo de la música, nos besamos suavemente, siento su perfume y me pierdo en el, me siento protegida entre sus brazos, a salvo. La música termina y Max me da la mano, cuando volvemos a la mesa, su padre está un poco ebrio, bueno bastante la verdad, ambos nos miramos y sonreímos, es hora de irnos, Max lleva a su padre al auto y lo sienta delante, se duerme de inmediato, nosotros nos sentamos atrás.

—Debo pasar a dejar a Papá — dice Max.

—Esta bien, me iré a casa de Keira — me mira molesto.

—¿No te quedarás conmigo?

—No me siento muy bien...

—¿Qué sucede? — dice molesto

—No es el momento...

Max se aleja y me duele muchísimo que lo haga, miro por la ventana hasta que llegamos al edificio de Keira,  me acerco para despedirme y me da un beso en la mejilla, mis ojos se llenan de lágrimas, me despido de Jhon cuando me abre la puerta y bueno de su padre no puedo, está dormido. Me bajo y quedo ahí parada viendo como el auto de Max se aleja, lo estoy arruinando todo, me pongo a llorar, ya no aguanto, veo que su auto se detiene y él se baja, corre en mi dirección y me abraza.

—Tranquila...— me envuelve en sus brazos — está todo bien.

No digo nada, no puedo, siento que la situación me supera, llego todo demasiado lejos, no sé como manejarlo ni como decirle, no encuentro las palabras correctas no sé si existan.

—Emma, por favor confía en mi — dice cerrando los ojos — sé que sucede algo, mi cabeza va a explotar con todo lo que pienso que puede ser.

Sigo en silencio, esta con su padre y bebió mucho, no es el momento, lo miro y lo beso suavemente, no quiero esperar mas tiempo debe ser pronto, mientras mas días pasan, esto se vuelve peor, Alex esta incontrolable, lo de hoy fue espantoso, no puede repetirse, no podría soportarlo y corro el riesgo de que se salga con la suya.

—Mañana... — digo y él asiente, me vuelve a besar y se marcha.

 — digo y él asiente, me vuelve a besar y se marcha

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Tormenta de sombras [ LIBRO 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora