Riendo emocionada caminó entre los árboles viendo las frutas colgar por encima de su cabeza. Si fuera un poco mas fuerte quizás podría trepar y comer alguna. Rió para sus adentros de forma pícara ¿Qué pensarían de ella si la vieran colgada de un árbol como un mono? La princesa heredera siendo totalmente salvaje. El solo imaginarlo hizo que no pudiera contenerse y soltara una carcajada.
Se acercó a un grupo de flores de color violeta pálido y hundió su rostro en ellas aspirando el suave aroma mientras ponía la muñeca en el suelo. Cortó algunas y se sentó en el césped, quería intentar hacer una corona, jamás había hecho ninguna antes así que quería probar. La primera que hizo era más pequeña así que se la puso a la muñeca. Rió de manera infantil burlándose del resultado, era un desastre pero aun así se veía bonita. Comenzó a hacer una segunda corona tratando de que le quedara mejor, pero aún sus manos no respondían de manera adecuada a tareas que conllevaran tal precisión.
Por primera vez desde que había despertado se estaba divirtiendo de manera despreocupada, nadie vendría a interrumpir su juego. Estaba tan concentrada intentando hacer otra corona que no escucho un ruido metálico que se acercaba, hasta que estuvo a su lado. Desconcertada detuvo su alegre labor al sentirse observada por una presencia que no había notado. Alzó la vista y se tropezó con un hombre usando una pesada armadura. Abrió la boca sorprendida, había sido descuidada y no había estado pendiente del peligro a su alrededor al sentirse tan a gusto. Este hombre debía ser uno de los guardias de la mansión. Pero ¿Qué demonios estaba haciendo aquí?
Tragó en seco cuando el hombre hincó una rodilla en el suelo justo a su lado. Se echó hacia atrás amedrentada ¿Cuáles podían ser las intenciones de este hombre? ¿Quién era? Buscó con la vista a Bethel con desesperación mientras el hombre procedía a quitarse el casco. El cabello castaño ondulado emergió de repente y los temibles ojos rojos la miraron sin inmutarse ante su reacción.
- Ka... Kadir? – soltó Aylah sorprendida, al darse cuenta de su desliz cubrió su boca con ambas manos, se le había escapado por el hecho de verlo así tan de repente
Kadir la miró fijamente y aunque su cara se mantenía inexpresiva en sus ojos se veía el asombro, al parecer Bethel no le había informado que ella ya podía hablar. Entonces había mantenido el secreto, era totalmente fiel a Aylah. Ella aún lo miraba sin saber como reaccionar, este era un encuentro que deseaba desde hacía mucho pero todo estaba sucediendo muy diferente de lo que había imaginado. Este no era el momento de huir, era hora de asegurar su supervivencia.
Retiró las manos de su boca muy lentamente mostrando una hermosa sonrisa. Él aparto la vista al parecer incómodo por la situación y le ofreció su mano para ayudarla a levantarse. Esto iba a ser muy sencillo, solo debía simular que tropezaba y caer en sus brazos, una estrategia algo trillada pero que funcionaba siempre. Pero justo cuando empezaba a levantarse notó que algo andaba mal, una de sus piernas se había acalambrado, no podía poner su plan en marcha con una molestia así. Su cara se torció en un gesto de dolor involuntario.
- ¿Estas bien? – pregunto Kadir, ella pudo sentir una nota de preocupación en su voz
- Mi... pie... - gimió Aylah mientras Kadir sin darle tiempo a reaccionar la tomó entre sus fuertes brazos y la llevó hasta una silla cercana. Sin hablar alzó su vestido hasta las rodillas mientras ella sentía su cara arder de vergüenza y la hundía entre sus manos. Le quitó el zapato con suavidad y comenzó a masajear su adolorido pie subiendo lentamente por su pantorrilla hasta la rodilla.
Una rara sensación se extendió por su cuerpo mientras podía sentir como los vellos de su cuello se erizaban. Estas manos, de las que esperaba un toque duro y tosco estaban siendo extremadamente delicadas, como si sostuvieran algo muy frágil. Al mismo tiempo esos dedos que presionaban con suavidad su piel estaban provocando fuertes sensaciones en su cuerpo, sensaciones que ya conocía de su vida anterior. Sacó la cabeza de entre sus manos muy lentamente viendo la expresión en la cara de Kadir, estaba totalmente concentrado en el masaje. Estaba siendo amable, pero al mismo tiempo desconsiderado, por una parte no tenia consciencia alguna sobre invadir el espacio personal de una mujer y por otro lado le estaba demostrando que no tenía interés alguno en ella. Si era capaz de tocarla de esa manera sin sentir nada, era algo obvio.
Lo miró decepcionada aún con la cara muy roja, las manos que la tocaban no eran rival para sus débiles piernas,pero aun así comenzó a patalear de manera infantil tratando de soltarse. Kadir le lanzó una extraña mirada mientras retiraba sus manos ¿Acaso estaba molesto por su reacción? Bajó la falda de su vestido con rapidez mientras podía sentir el calor que aun manaba de su rostro. Sabía que tenia que ser agresiva si quería lograr que se enamorara de ella, pero en este caso él era quien estaba siendo agresivo y estaba provocando que ella reaccionara así.
- ¿Estás mejor? – preguntó mientras ella solo asentía lentamente, entonces Aylah cayó en cuenta de algo. Rebuscó en su ropa y sacó el collar.
- Gracias – dijo dedicándole una tímida mirada – Podrías... - añadió levantando su cabello, dejando al descubierto su delicado cuello y sus hombros desnudos mientras le ofrecía el collar
La boca de Kadir se abrió ligeramente y su cara tenía una expresión indescifrable.
- ¿Quieres que yo... - comenzó, pero Aylah lo interrumpió asintiendo. Ella sonrió satisfecha, lo estaba provocando mostrándole su piel de manera confiada. Debía ir cambiando su percepción de que ella era una niña, pero al mismo tiempo tenía aprovecharse y usar la inocencia para desatar su interés en ella.
Kadir colocó el collar en su cuello, ella no podía ver su cara pero pudo sentir sus manos luchando torpemente con el cierre en su nuca.
- Me gusta – dijo Aylah sonriendo dulcemente mientras miraba hacía su pecho admirando la gema que brillaba en el escote de su vestido
- Fue un regalo de tus padres el día de nuestro compromiso – dijo Kadir diciendo la primera oración completa dirigida a ella desde que se habían visto por primera vez. Ella abrió los ojos sorprendida al ver que el sacaba un collar idéntico que pendía de su cuello y había estado bajo su armadura – Contienen un secreto que solo nosotros conocemos, que es solo nuestro – acercó ambas gemas y estas al tocarse comenzaron a brillar de manera intensa emitiendo destellos morados y una deliciosa calidez que le era familiar a Aylah, eran mágicos. Ella sonreía mirando extasiada la luz que ahora emitían sus gemas iluminándolo todo. Su corazón latía emocionado ante tal espectáculo y antes de que pudiera pensar, su boca se movió casi hablando por si sola en un arriesgado movimiento.
- ¿Serías... mi caballero? – preguntó con seriedad dirigiéndose a Kadir cuya cara se torció en un gesto de total asombro.
Incluso por un instante pudo ver la imagen de Aylah cuando era pequeña haciéndole esa misma pregunta el día de su compromiso. No pudo evitar que su mente volara doce años atrás.
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Destinada a renacer
FantasyDespertó en el cuerpo de alguien más, tenía una segunda oportunidad de vivir en un mundo lleno de magia y hermosos castillos. Pero sus esperanzas de una larga y tranquila vida son destrozadas de inmediato por su oscuro destino. Ahora es Aylah, l...