☾•𝗔 Ⳑσʋҽɬყ Ɲιցԋ𝜏•☾

☾•𝗔 Ⳑσʋҽɬყ Ɲιցԋ𝜏•☾

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𝖨𝗇𝗌𝗉𝗂𝗋𝖺𝖽𝖺 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝖼𝖺𝗇𝖼𝗂𝗈́𝗇 𝖠 𝖫𝗈𝗏𝖾𝗅𝗒 𝖭𝗂𝗀𝗁𝗍, 𝗉𝖾𝗋𝗍𝖾𝗇𝖾𝖼𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖺𝗅 𝗆𝗎𝗌𝗂𝖼𝖺𝗅 𝖽𝖾 𝖫𝖺 𝖫𝖺 𝖫𝖺𝗇𝖽, 𝖾𝗌𝗍𝖺 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝗇𝗈𝗌 𝖼𝗎𝖾𝗇𝗍𝖺 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝖠𝗅𝖺𝗌𝗍𝗈𝗋 𝗒 𝖫𝗎𝖼𝗂𝖿𝖾𝗋 𝗌𝖾 𝗅𝖺𝗆𝖾𝗇𝗍𝖺𝗇 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝖾𝗇𝖼𝖺𝗇𝗍𝖺𝖽𝗈𝗋𝖺 𝗇𝗈𝖼𝗁𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝖾 𝗅𝖾𝗌 𝗉𝗋𝖾𝗌𝖾𝗇𝗍𝖺, 𝖼𝗈𝗇𝖼𝗈𝗋𝖽𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖾𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗌 𝗎𝗇𝖺 𝗅𝖺́𝗌𝗍𝗂𝗆𝖺 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝖾𝗌𝖾 𝖻𝖾𝗅𝗅𝗈 𝗉𝖺𝗇𝗈𝗋𝖺𝗆𝖺 𝗋𝗈𝗆𝖺́𝗇𝗍𝗂𝖼𝗈 𝗍𝖾𝗋𝗆𝗂𝗇𝗈́ 𝗌𝗂𝖾𝗇𝖽𝗈 𝖼𝗈𝗆𝗉𝖺𝗋𝗍𝗂𝖽𝗈 𝗉𝗈𝗋 𝖾𝗅𝗅𝗈𝗌 𝖽𝗈𝗌 𝖾𝗇 𝗏𝖾𝗓 𝖽𝖾 𝗉𝗈𝗋 𝗎𝗇𝖺 𝗉𝖺𝗋𝖾𝗃𝖺. 𝖲𝗂𝗇 𝖾𝗆𝖻𝖺𝗋𝗀𝗈, 𝖾𝗅𝗅𝗈𝗌 𝗌𝖾 𝗅𝖺 𝗉𝖺𝗌𝖺𝗇 𝗉𝗅𝖺𝗍𝗂𝖼𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖽𝗎𝗋𝖺𝗇𝗍𝖾 𝗍𝗈𝖽𝗈 𝖾𝗅 𝖼𝖺𝗆𝗂𝗇𝗈, 𝖼𝗈𝗇 𝖠𝗅𝖺𝗌𝗍𝗈𝗋 𝗍𝗋𝖺𝗍𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖽𝖾 𝗇𝖾𝗀𝖺𝗋 𝖺 𝗍𝗈𝖽𝖺 𝖼𝗈𝗌𝗍𝖺 𝗌𝗎 𝗊𝗎𝗂́𝗆𝗂𝖼𝖺 𝖼𝗈𝗇 𝖫𝗎𝖼𝗂𝖿𝖾𝗋, 𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗋𝖺𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗅 𝗌𝗈𝖻𝖾𝗋𝖺𝗇𝗈 𝗒𝖺 𝗌𝖾 𝖽𝗂𝗈 𝖼𝗎𝖾𝗇𝗍𝖺 𝖽𝖾 𝖾𝗌𝗍𝖺.

𝖢𝗈𝗇𝗍𝗂𝗇𝗎𝖺𝖼𝗂𝗈́𝗇 𝖽𝖾 ᖘ𝐚𝐬𝐭𝐞𝐥 ᖙ𝐞 ᑕ𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭𝐞.
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『Radioapple.』
『No canon.』
『Esta historia fue creada con fines de entretenimiento.』
『Ships secundarios como HuskerDust (ligera mención a las parejas).』

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Lucifer contempla el oscuro cielo de color rojo acaramelado comenzar a tornarse poco a poco de un tono más oscuro, parecido el rojo de una buena copa de vino. Sus oídos pueden captar el alborotado sonido a su alrededor, haciéndolo escuchar las juguetonas risas de los niños y las voces de queridas parejas platicando con alegría. Aunque él no le presta atención a nada de eso. Justo ahora solamente puede enfocarse en algo (o alguien), y no se trata de nadie más que el maldito demonio radio, Alastor.

¡Ese hombre es un idiota, un imbecil, desgraciado, bastardo, asqueroso y molesto! El pelirrojo con tan solo conocer su existencia ya sabe como burlarse de él y molestarlo. Siempre sacándolo de sus casillas y poniéndolo con los nervios de punta. Su corazón se molesta con tan solo escuchar el nombre del pecador, acelerando sus latidos y creciendo sus nervios, haciéndolo sentir con el estómago revuelto, como si hicieran una sopa en este y luego la meterían a un volcán activo a punto de causar una erupción; el calor del volcán incluso llegaba a sus mejillas, haciéndolas calentarse al punto de arder.

Odiaba que Alastor lo pusiera tan nervioso, odiaba tener esas reacciones con él.

Y ese vena'o burlón y terco que no dejaría de molestarlo ni aunque así pudiera gobernar el infierno mismo, estaba siendo amable con él.

Sí.

Amable.

A-M-A-B-L-E

¡¿Pero qué carajos pasó?!

Es que él no lo entiende, no entiende como alguien cambia su actitud de la noche a la mañana.

¡No entiende nada!