La ceremonia dió inicio con la Reina dando un discurso elocuente sobre dones, Elementales poderosos y otras cosas más a las que no presté atención porque estaba muy ocupada mirando a Calix y cuestionándome si los rumores eran ciertos, no quería creerlos pero tampoco podía descartarlos. Una pesadez se asentó en mí estómago de solo pensar que el Príncipe tendría que casarse con alguien más y tan pronto me dí cuenta de la línea de mis pensamientos, me sonrojé avergonzada. Calix era el Príncipe, con dones o sin ellos, podía casarse con quién quisiera y estaría bien, yo solo era una Elemental con un par de dones de más con quien tuvo un efímero encuentro hace años, no debía darle demasiada importancia, yo no debía sentirme especial por eso.— ¡Oh, genial! —exclamó Sarah a mí lado y yo dí un respingo— Comenzarán con los Elementales Estacionales: primero los de Primavera, luego Verano, Otoño y finalmente Invierno. ¡Somos los primeros!
Agradecí que Sarah sí estuviera prestando atención y decidiera guiarnos a todos al centro del salón porque yo me sentía completamente perdida, la Elemental Anfitriona de Primavera nos ubicó frente a macetas llenas de tierra y nos ordenó que sacáramos las semillas y usando nuestro don las hiciéramos florecer dentro de las vasijas. Tragué saliva y evité la mirada de Calix quien no paró de estudiar cada uno de mis movimientos.
Observé mí semilla de manzano, la mayoría de mis compañeros habían elegido semillas de plantas pequeñas y sencillas, nada tan complicado como un árbol. En parte yo quería dar la falsa impresión de que mí don era tan común como el del resto pero con Calix mirándome con los ojos entrecerrados y una de sus cejas arqueada, aquellos rumores sobre un compromiso y la sensación de desazón en mí vientre, yo solo... Suspiré y me disculpé mentalmente con mis padres porque pasar desapercibida era justo lo que no iba a hacer.
Deposité la semilla en la maceta y la hundí en la tierra, la magia vino después y en abundancia, la semilla germinó y una pequeña planta comenzó a crecer, su tallo engrosó y dónde había una hoja brotaron cien más. Exclamaciones y murmullos de asombro recorrieron el salón a medida que mí árbol se hacía más grande, rompía la vasija y sus raíces se extendían, la copa del árbol alcanzó los tres metros pero no fue hasta que floreció y enormes manzanas rojas colgaron de sus ramas que me detuve. Miré a Calix y la intensidad de su mirada envío un escalofrío a mí columna.
El silencio sepulcral fue roto por los aplausos de Susan quién sonreía maravillada y fueron acompañados por los del resto de los Elementales de la sala, me sonrojé visiblemente pero me permití disfrutar de este pequeño logro, porque ésto era yo: este árbol, el poder. No era el hecho de hacer crecer un árbol, cualquier Elemental de Primavera con estudios avanzados podría hacerlo, lo grandioso fue haberlo hecho en segundos, sin agotarme y siendo tan joven. Era una locura pero estaba en mis huesos, la naturaleza y el poder sobre ella.
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Solo falta un capítulo para terminar la primera parte de esta novela y me hace mucha ilusión cerrar este arco ya que a partir del capítulo 21, tendremos más información de Calix a través de sus puntos de vista. ¡Espérenlo!
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Crónicas de una Elemental
FantasyAeris era la Elemental más poderosa que había existido en un milenio, sabía que estaba destinada a triunfar al lado de la persona que amaba y nunca pensó que de un momento a otro su vida perfecta se desmoronaría. Pero a veces el futuro se tuerce y e...