Parte 2. Capítulo 23

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Los días se fueron volando mientras mi debate mental seguía. La palabra con la que Elliot me había llamado, seguía haciendo eco en mi cabeza. Era verdad que estaba consciente de que a veces fingía no estar enterada de algo, pero nunca creí que lo hacía por cobarde. Pero al final de cuentas, luego de meditarlo por bastante tiempo, parecía ser que él tenía razón.

—Señorita—llamó Penélope a mi puerta.

Me estiré y moví mi portátil a un lado. Había trabajado sin descanso en evidencias claras que pudieran finalmente castigar a mis tíos, así que siempre que tenía oportunidad me metía en la computadora y buscaba más información. Siempre era muy cuidadosa de hacerlo en sitios donde me encontrara sola y decidí que, el mejor lugar para hacerlo sería en mi propia habitación. Por motivos de seguridad no guardaba ni un solo archivo en ese aparato ni en ninguno otro, todo lo mandaba al detective y hacía que él se quedara con todo ello, ya que no era consciente de si ellos me espiaban y no deseaba darles ninguna pista de lo que estaba tramando.

—Adelante.

Penélope se encogió de hombros y sostuvo sus manos, como si no estuviera muy segura de sí decirme el motivo que la llevaba a buscarme.

—Suéltalo.

—La señora Eloísa desea verla.

Había esperado cualquier otra cosa menos eso.

—¿Mi tía?

Ella asintió.

—Llegó hace unos cinco minutos preguntando por usted. Sabía que estaría en cama descansando, por lo que le dije que probablemente seguía durmiendo y me dijo que te notificara que necesitaba reunirse contigo.

Nada de aquello me hacía sentido. Era verdad que ya no teníamos esa relación hostil del pasado, pero tampoco éramos cercanas como para pasar momentos juntas. Supuse que sería algo bastante importante si venía a verme en persona.

—Dile que bajo en diez minutos y que la recibiré en el ala oeste.

Penélope entendió el mensaje oculto en mis palabras y se retiró sin añadir nada más. Aquel sitio era el más antiguo y retirado de la mansión, por lo que usualmente nadie solía merodear por allá más que algunos sirvientes de rangos inferiores, lo que lo convertía en el sitio perfecto para tratar cualquier asunto del que no quería que nadie se enterara.

Mientras cambiaba mi bata de seda por un vestido presentable, volví a pensar en la propuesta de Elliot. ¿En verdad estaba siendo totalmente honesto conmigo? ¿Todavía me imaginaba a su lado? ¿Qué pasaría con su clan? ¿Podría irse así como así y abandonarlos? Eran demasiadas las dudas que no era capaz de responder debido a que nunca terminábamos de aclarar nuestros sentimientos, pero por lo menos me tranquilizaba el hecho de saber que ahora éramos más reales el uno con el otro. Él ya no actuaba como el chico perfecto ni intentaba mostrar siempre una sonrisa, ahora se enojaba, gritaba, expresaba su inconformidad y me hablaba de sus preocupaciones. Había sido capaz de saber de su pasado y sus agobios, logré adentrarme en aquella parte suya que siempre mantuvo bloqueada y entender todo esto solamente hizo trastabillar mi convicción de vengarme. Siempre pensé que yo era mi propia dueña y que mis emociones no me controlaban, creía que era una persona sensata y madura que lidiaba bastante bien con las situaciones y que no se dejaba absorber por nada ni nadie. Pero después de todo lo ocurrido, comprendí que en realidad no sabía quién era yo ni qué me llevaba a actuar cómo lo hacía. ¿En verdad todo este gran esfuerzo simplemente lo hacía por mis padres? Técnicamente ellos jamás verían los resultados, por lo que tendría más sentido pensar que preferirían que buscara mi felicidad a que desperdiciara toda mi vida intentando limpiar sus nombres cuando ya no estaban en la tierra. ¿Pero entonces? ¿Había estado luchando todos esos años en vano? Mientras peinaba mi cabello con mis dedos, observé detenidamente mis grandes ojeras y suspiré. Estaba demasiado agobiada como para arreglarme más y me puse unos lindos aretes de perlas, para no parecer demasiado desenfadada. Caminé hasta el sitio donde cité a Eloísa y noté lo puntual que era, porque cuando abrí la puerta, ella ya me estaba esperando.

Enamorada del líder de la mafia [PARTE I & PARTE II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora