V. No debí enamorarme

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La cálida luz del sol brilla sobre su tez morena, hace que luzca aún más linda de lo que es aunque siga durmiendo, se ve demasiado tranquila

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La cálida luz del sol brilla sobre su tez morena, hace que luzca aún más linda de lo que es aunque siga durmiendo, se ve demasiado tranquila.

Llevo unos minutos despierta, pero no me levanto porque no quiero despertar a Hannah, ya que está abrazándome. La verdad no me incomoda que esté así, de hecho me parece tierno, luce como un pequeño koala. De repente siento que ella comienza a moverse, rápidamente me hago la dormida.

Honestamente, siempre que hago pijamadas normalmente me despierto yo primero, eso hace que yo me haga la dormida. ¿Es normal hacer eso, no? Espero no quedar como una tonta.

Me quedo estática por unos segundos, en esos segundos no siento ningún movimiento o escucho algún ruido, así que decido abrir mis ojos, esperando que sus movimientos hayan sido una falsa alarma y aún no se haya despertado.

En cuanto abro mis ojos, me encuentro con sus dulces ojos marrones. Dios, ¿cómo puede tener unos ojos tan lindos?, y es que los suyos son especiales. Sé que el cincuenta y cinco por ciento de la población tiene ojos marrones, pero los suyos resaltan entre todos las demás y tienen un brillo único.

—Buenos días, linda. —me da una de sus agradables sonrisas a la vez que hacemos contacto visual. Yo nunca he sido de las personas que se ponen nerviosas con el contacto visual, pero admitiré que por alguna razón incomprensible, ahora mismo me siento algo nerviosa.

—Ehhh... sí, buenos días también. —intento pensar en una respuesta no tan quemada, pero por alguna razón, al parecer mi cerebro no quiere funcionar muy bien.

Tal vez estamos más cerca de lo que deberíamos, tal vez estamos haciendo mucho contacto visual, tal vez me debería ir lo más pronto posible.

—Tu cama está algo pequeña, ¿no? —me rio un poco de los nervios a la vez que intento evitar contacto visual intentando calmar mis nervios.

—¿Por qué lo dices? —pregunta con una sonrisa burlona en su rostro, inmediatamente me siento más nerviosa.

Intento pensar en una respuesta lógica para no quedar como estúpida frente a ella, pero me parece imposible.

Nos quedamos unos segundos mirándonos en silencio y sin hacer ningún movimiento, hasta que noto que lentamente nos estamos acercando inconscientemente hasta estar solamente unos centímetros de distancia.

Veo que su mirada se dirige hacia mis labios, a lo que imito su acción, pero mirando a los suyos, ella sonríe a la vez que lo hago yo y nos acercamos incluso un poco más. Ahora siento que mis labios están rozando con los suyos, sé que no debería hacer esto, pero mi corazón me suplica que lo haga.

Ahora mismo siento miles de emociones todas juntas a la vez, nunca pensé qué sería capaz de sentir la necesidad de besar a una chica.

Enseguida veo de reojo cómo la puerta de la habitación se abre rápidamente y siento cómo mi corazón se acelera del susto a la vez que ambas nos separamos a la velocidad de la luz.

Our last summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora