Llanto

10 1 0
                                    

Los rayos de sol callerón en la cama, al despertarme Nathaniel no estaba y rosa estaba durmiendo, me levanté y le pedí a John si nos podía traer  el desayuno, el con mucho gusto acepto, cuando volvió con la bandeja la coloque en la cama y desayune, una taza de café con media luna, desperté a rosa para que desayune, despertarla fue fácil, lo difícil fue sacarla de la cama, cuando al fin pude sacarla de ahí, nos dirigimos hacía la sala, en eso Jonh se sentó con nosotras, pasamos el rato tranquilos, le pregunté a Jonh si sabía algo de Nathaniel y me dijo que salió a hablar con alguien de un pueblo cercano, rosa me pidió que fuéramos con los caballos, al ir ella se quedaba ahí, mirando a los caballos comer, caminar se ve que le gusta los caballos, un guardia llamo a Jonh para hablar de algo.

—¿crees que el hombre malo me deje tener un caballo?

Pregunto rosa mientras no despegaba la vista de los caballos.

—¿Hombre malo?, hablas de Nathaniel.

Alce a rosa en mis brazos, mientras que Jonh sigue hablando con el guardia.

—Escucha,se que el parece malo pero es porque no puede evitarlo, en el fondo es bueno.

Jonh volvió a acercarse a nosotras, se recostó en la madera del corral.

—¿Te gustaría tocar a los caballos rosa?

Ante la pregunta rosa sonrió y asintió con la cabeza, Jonh llamo a un hombre y le dijo que la llevara con los caballos, dejándonos solos.

—Lisi, lo que voy a decirte no puedes decirle a nadie, ¿esta bien?

Las palabras de Jonh me estaban preocupando, asentí lentamente con la cabeza mientras colocaba una mano en la madera.

—Nathaniel desapareció.

Ante la respuesta de jonh mí corazon se aceleró.

—Sabemos que está cerca de aquí, pero no sabemos dónde.

Luchaba para no alterar me o gritar, contuve las lágrimas de mí cuerpo.

—¿Dijo algo?¿dejo una nota o algo?

John negó con la cabeza, tomé algo de aire, mientras  veía a rosa jugar con los caballos, su alegría me ayudaba a superar esta crisis, la llama para luego tomarla en brazos y me la lleve adentro ya que una tormenta se avecinaba, al entrar rosa le pidió lápices de colores para pintar a Jonh, el acepto con la condición de que no pintara las paredes, volvimos a la habitación y mientras rosa jugaba con los lápices yo me senté en el sillón de Nathaniel, era muy cómodo y de cuero, en la máquina de escribir no había nada más que hojas en blanco, las horas pasaron y aún nada, ninguna señal, la desesperación recorría mí cuerpo, los pensamientos de que le halla pasado algo pasan por mí cabeza, estaba confundida fui al baño y me lave la cara para no pensar en esas cosas, seque mí cara con la toalla, rosa estaba dormida por completo en la cama, en eso el ruido de la puerta llama mí atención, me apresure para poder verlo, abrir la puerta y vi a dos hombres, ambos vestían igual que Nathaniel, nuestras miradas se conectaron, apenas me vieron sacaron sus armas.

—¿Quien carajos eres?

Dijo el más viejo de los dos, mirando me fijamente, el otro tenía una botella de cerveza en la mano.

—Te hice una puta pregunta,¿quien mierda eres?

Quería decir algo pero las palabras no salían de mí boca, John entro tan silenciosamente que nisiquiera lo noté y le puso el arma el la cabeza al más viejo.

—Baja tu arma Artur.

Lentamente el Artur bajo su arma seguido del otro hombre, Jonh también bajo su arma.

CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora