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El frio viento entro por la ventana, haciendo estremecer al peli rosa, mientras que la luna alumbraba su rostro, dejando ver detalladamente cada una de sus facciones, sus ojos color miel, su color de piel, que con tan solo verla se veía lo suave que seria tocada y sus deshidratados y palidos labios.
Estuvieron haci por varios minutos, en un cómodo pero a la vez tenso ambiente, regalandose miradas algo tristes y con melancolía. Gojou tomo el valor y fue el primero en hablar, saco sus lentes y no lo penso mas y habrio su boca, haciendo que le temblara por el nerviosismo.
– ¿Por que?... ¿Por que nunca nos dijistes? –
– Eh? – Yuuji sabia perfectamente a que se refería, pero simplemente quería evitar hablar del tema, era lo que más le dolía de todo, hablar de algo que lo estaba matando.
Solo lo miro confundido, como si no supiera de lo que quería hablar su senpai.
– No te agas, sabes muy bien de lo que hablo. ¿Porque nunca nos dijistes que tenias una enfermedad tan peligrosa? –
– Pero de que hablas, senpai. – Solo sonrió, tratando de quitar aquel ambiente tenso
– Encerio? – Hizo una chasquido de frustacion al ver la reaccion del mas pequeño, como odiaba que fuera haci de ignorante. – Encerio nunca vas a cambiar verdad? ¿Esque acaso por una vez en tu vida no te vas a tomar las cosas encerio? -
Caminando hasta el menor de acerco hacía, agachandose para quedar a la altura del pelo rosado, y con todo el dolor que sentía apretó las sábanas de la camilla; tratando de retener sus lágrimas, sinceramente no se quería ver débil ante el chico, pero simplemente no podía, más al saber que su vida dependía de un hilo que estaba más flojo que sus problemas suyos. Era un vil infierno ver cómo yuuji, el chico que siempre quizo de, una forma especial pero que nunca admito por su orgullo estuviera en aquel lugar llamado hospital.
– Yuuji, mi querido y presiado angel, ¿por que nunca hablastes que tenías una enfermedad como esta? – Gojou tomo sus manos de Itadori llevandolas hacia su rostro propio, sentia que sus delicadas manos ya no tenia ese calor que enmandaba cada que le daba mimos cuando estaba de mal humor, simplemente avía desaparecido, ya no sentia lo mismo que antes.
– Senpai, no llores, ¿esta bien? Sabes yo no te hable para que te habláramos de esto. Ven toma mi mano, no importa si la lastimas, solo te pido que seas fuerte. Te voy a decir algo. – Con toda sus fuerzas que tenia, apreto las manos del Albino con las de el; le dolía más que nunca irse de una manera tan horrible y no aver podido disfrutar de mas tiempo con su amado Gojou, saber que no van a poder seguir más tiempo juntos si el Albino respondia sus sentimientos. El pequeño recordatorio de que no podia ser salvado aunque intentaran lo imposible. Porque claramente su día avia llegado, lo sentía, sentía que este era uno de los últimos, solo que se hacia fuerte por todos sus seres queridos.
