cuatro

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Lauren Pvo's

── ¿Alguna vez la has visto correrse? ── le pregunto a Alejandro, que rápidamente niega. ── Mentiroso. ── sus ojos se clavan en los míos y señalo con la cabeza la cámara de la esquina. ── Apuesto a que tienes una en su habitación.

── Es solo por seguridad. ── dice y luego coge su servilleta para secarse un poco el sudor de la cara.

── No te preocupes, te dejaré mirar. ── va a tener un asiento en primera fila para lo que nunca tendrá. Yo también he estado mirando la cámara de su habitación. No solo para vigilarla a ella, sino para asegurarme de que Alejandro no intentaba quitarme lo que sabía que iba a ser mío. Me siento entre las piernas de Camila. Le subo las rodillas y deslizo su culo hasta el borde de la mesa. ── Qué chica más hermosa eres

── ¿Qu-qué pasa ahora? ── a Camila le tiembla la voz mientras me mira entre las piernas y luego a su padre.

── Ahora voy a dejar que tú padre mire mientras te como el coño. ── me encojo de hombros mientras me aflojo la corbata. ── Y luego que se quede con sus celos porque ahora es mío. ── gime mientras me inclinó hacia delante y paso la lengua por sus labios vaginales. ── Joder, ella sabe bien.

── Ya basta. ── dice Alejandro, pero le echo un vistazo y no puede apartar los ojos de Camila.

── Apuesto a que estabas esperando tú turno. ── le chupo el clítoris y su espalda se inclina sobre la mesa. ── ¿Una virgen golosa? Vaya, vaya, qué delicia.

── Sra Jauregui. ── dice Alejandro, pero lo ignoro mientras lamo descuidadamente el dulce coñito de su hija.

Cuando le meto dos dedos y grita, le chupo el clítoris para aliviar el dolor. Ahora tiene las piernas abiertas al máximo, y está sola. Quiere que la coma hasta correrse y lo hago encantada.

Durante un año he estado obsesionada con Camila Cabello. No solo para cobrarla como deuda, sino para hacerla mía para siempre. La hija de Alejandro era el precio de su libertad, y cuando le dije que me la llevaba, aceptó. Eso fué lo único que le impidió follarsela por su cuenta. Sabía que la quería intacta, así que mantuvo su polla fuera de ella. Vi cada noche como su deuda subía más y más hasta que no tuvo otra opción.

Una vez, incluso le hice traerme un par de sus bragas sucias para poder respirar su coño mientras me masturbaba. Está chica inocente ha sido mi juego final todo el tiempo, y ahora voy a tomarme mi tiempo.

── Tan jodidamente apretado. ── gimo mientras uso la otra mano para agarrarla por la cadera y sujetarla.

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⏰ Última actualización: Apr 12 ⏰

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