Regresando a la forma natural de mi relato. En lugar de ir a la escuela fui a la estación de autobuses y tomen uno rumbo a la zona lejana de la ciudad, dónde se encuentra mi tía. Me mantengo mi cara agachada para que los demás no me vean ya que las personas que ven se preguntan porque no voy a la escuela debido a que uso mi uniforme de la escuela pero si no usaba mi madre iba a sospechar, me quedo en silencio mientras miro por la ventana, las personas caminan con normalidad en la calle pero luego veo una escena algo inusual, creo. Una mujer de aparente 30 años es empujada de una casa mientras un hombre igual mayor la saca y le avienta lo que parece ser su ropa. Solo veo eso de reojo por lo que el autobús sigue en su recorrido, luego de unos minutos llego a mi parada, camino por la calles y estoy en frente de lo que parece ser la casa de mi tía. Se nota algo diferente a lo que recordaba. La recordaba una casa grande y de color blanco, con un pasto verde y una cerca de madera, ahora está se ve como una casa grande, con una gran cerca de concreto y está pintada de un color pálido grisáceo casi como si fuera una cárcel, se veía muy deprimente pero en aquel momento creía que solo se veía diferente. Mire hacia los lados y vi hacia los lados, vi que ya habían personas que parecían mirarme aunque solo habían niños en el lugar, lo ignore y decidí tocar el portón, espere unos minutos y luego apareció mi tía pero está apareció algo diferente.
—¡Jacobo!—Expreso mi tía al verme con una alegría inicial pero también se notaba algo triste.
Ella se veía muy, pero muy diferente, no solo de apariencia, sino también si cuerpo se veía muy diferente. Se veía grande en muchos sentidos.
—Hola tía—Salude con sorpresa pero mi tía solo se hizo para atrás.
—No deberías estar aquí—Dice ella nerviosa—Mi amo no me dio permiso de dejar entrar a extraños—Ella se mueve de un lado a otro pareciendo que tiene frío y es obvio que tiene frío. Usa ropa muy pequeña, una chaqueta que solo le cubre muy poco su top y sus pechos, su estómago está descubierto y ni hablar de abajo, usa un calzón que parece una tanga y unos pantalones que solo le cubren los pies, sus muslos son totalmente expuestos. Además de que ella tenía el cabello largo, negro oscuro pero ahora lo tiene blanco y corto—No quiero que el amo se enoje conmigo.
—Tía, quiero hablarla contigo, pero ¿Por qué estás así?
—¿Qué porque me visto así? Estoy así para limpiar la casa—Responde mi tía con una sonrisa—Es mejor que antes, puedo cubrirme con algo después de semanas. Pero no puedes entrar.
—Por favor tía—Pongo mi cara de ternura para que me deje entrar. Ella se queda inquieta mientras mira hacia los lados como si estuviera esperando que alguien saliera.
—Déjame hablar con mi amo primero, quédate aquí por favor. No quiero estar desnuda de nuevo—Se queja mi tía pero también se nota nerviosa e incluso asustada. Se va pero lo hace dando pasos atrás hasta llegar a otra habitación donde entra y se escucha que corre, no entro porque no quiero que ella se enoje pero pongo atención al ruido que hay en su casa, ella toma un teléfono llama a alguien, no se quién es pero es claro que ella se asusta cada vez que el dice algo, solo escucho frases sueltas que no significan mucho pero después las entendí demasiado bien—Mi sobrino vino, no, no creo que sepa nada. No sé que pasó con mi hermana. ¿También? Lo siento por ella. ¡No! No pienso eso solo. Si, si. ¿Puedo?. Si amo, haré lo que me ordene, no, solo usted tiene permitido verme desnuda. Lo siento por mi hermana pero es nuestro destino, gracias por su comprensión, lo amo—Escuche que colgó y rápidamente llegó a dónde estaba yo, actúe como si no hubiera escuchado nada—Puedes pasar pero no hagas nada tonto, me estoy arriesgando mucho.
—¿Qué quieres decir tía?—Pregunto ella pero mi tía solo mira hacia afuera buscando algo.
—La policía no vino contigo ¿Cierto?—Me pregunto sería.
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CUENTOS DE UNA LUJURIA DESENFRENADA.
Mystery / ThrillerCuando en una tranquila ciudad una serie de eventos convierten a unos niños en unos seres ansiosos de placer, el mundo pierde toda calma y el sitio se vuelve un campo de guerra, por mantener a las familias unidas. Una bendición se vuelve maldición y...