CAPÍTULO 02: VOLVIENDO A TAILANDIA

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Bangkok, Tailandia. 08:34 a. m.

POV Engfa

Me había olvidado de lo caliente que era Bangkok, acostumbrada al clima frío de Europa, este clima era extraño para mí, pensé mientras me quitaba el abrigo. Caminé entre la gente que iba de un lado para otro, pegados a sus teléfonos celulares con conversaciones entretenidas. Cepillo mi cabello con la mano mientras me pongo mis Ray-Ban en mi rostro, me dirigí a la salida del aeropuerto de Bangkok y pude divisar a un Mercedes negro.

—¡Buenos días! Señorita Waraha—el conductor habló cortésmente.

—¡Buenos días! Sun—hablé entrando en el carro. Dentro del coche había una temperatura regular gracias al aire acondicionado.

—¡Oh por Dios! ¿Desde cuándo Bangkok es tan caliente? —murmure dejando caer mis pertenencias en el asiento.

Siempre, señora, el clima aquí siempre fue caliente—escuché a Sun decir en medio de una risa baja.—Perdón por preguntar, pero, ¿cómo está su padre?

—¡Tienes razón! Me he olvidado de cómo son las cosas aquí—dije en voz baja mientras me acomodaba en el asiento del coche—Él está bien, está en Los Ángeles con mi familia.

—¡Eso es genial! Me agrada el señor Waraha. ¿A dónde debo llevarla? preguntó mirando por el espejo retrovisor.

—A mi nuevo apartamento, Sun, sigue el camino derecho, yo te iré dando indicaciones.

Él asintió dejando aquel lugar.

Mirando las calles de Bangkok por la ventana del auto, podía recordar mis tiempos cuando viví aquí, y qué buenos tiempos, diría yo. Conocía la ciudad como la palma de mi mano. Nunca fui esa Engfa que solo pensaba en el trabajo, había disfrutado de la vida un poco, no mucho. Mis pensamientos vagaron por los recuerdos de todas las cosas que hice en mi adolescencia, pero ahora eso estaba en el pasado, Engfa inmadura e irresponsable ya no existía.

—Gire a la izquierda en la siguiente cuadra—obedeció a mis indicaciones perfectamente.

Finalmente, llegamos al edificio donde ahora estaría viviendo. Sun rápidamente salió del carro dando pasos grandes hacia la puerta, y él la abrió.

—Gracias —dije con una sonrisa.

Sun era mi conductor desde que estaba joven y vivía con mis padres, es muy útil, por cierto.

Entré en el vestíbulo del edificio donde los empleados se colocaban en su debido lugar. Era cómico como se comportaban ante mi presencia, las personas a menudo se sentían nerviosas, quizás la forma grosera y arrogante que yo les daba a demostrar, y no me importaba dar esa imagen. Para ser respetada ellos tenían que temer ante mi presencia.

The Stripper-EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora