Una caja de bombones

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Un rato después del conflictivo almuerzo

"La vida es una caja de bombones, nunca se sabe lo que te va a tocar" decía la madre de Forrest Gump, y cuánta razón tenía esta mujer. Para Engfa la vida al lado de Charlotte era una caja de bombones, de bomboncitos diría Freen, bombones que la rubia probaba gustosa, deseosa y segura de que, sea el relleno que sea que le tocara, lo iba a disfrutar. Al lado de Charlotte conoció el verdadero significado de amar, conoció el placer del sexo desenfrenado, conoció la pasión por una persona, el asqueroso sabor de los celos, la desesperación por sentir la piel de otra persona, la tristeza de las peleas, en fin, Charlotte era su caja de bombones.

Y ahora estaba allí, con la caja en sus manos, teniendo que elegir uno de los chocolates para llevarse a la boca, y Engfa no quería hacerlo, no quería hacerlo porque sabía que fuese lo que fuese que tuviera adentro, a la rubia no le iba a gustar. Engfa había ido demasiado lejos, había hecho que su morena se alejara de ella en la mesa, su morena, la mujer que en las primeras citas corría su silla para ponerla al lado de Engfa, la mujer que tiempo después le confesó la razón de porque provocaba esos contactos, y la rubia lo había echado a perder. La rubia había empujado a su esposa a un lugar donde su mujer no quería estar, había hecho que su mujer explotara, que saliera corriendo, y por sobre todas las cosas, por primera vez no la había podido frenar. Le sostuvo la cara, la miro a los ojos, dijo las palabras claves, pero no pudo, Engfa dejó de ser el lugar de Charlotte, Engfa dejó de ser la debilidad de Charlotte, definitivamente la rubia no quería saber cuál era el relleno de ese bombón.

- Mamá – Engfa estaba sentada en el escalón de la puerta de la casa esperando a su mujer. Levantó la cabeza porque sintió la voz de su hija mayor llamándola, efectivamente Kara junto a los demás habían llegado del almuerzo improvisado que ordenó Charlotte.

Lena traía a Andy dormida en sus brazos, Bella hacía lo mismo con Anne y encima de Kara descansaba Jules. Por detrás de ellos caminaban Gaby y Scarlet, y más atrás, saltando, venía Maca que arrastraba a Barbara de su mano.

- ¿Las ponemos en su cama? – preguntó Kara a su madre con un susurro. Engfa asintió y las tres jóvenes entraron

- ¿Podemos ir a la casita? – preguntó Scarlet llegando a su madre

- Si cariño, vayan tranquilas – Engfa esperó a que Maca se dejara caer encima de ella

- ¡MAMÁ! ¿NO SABES LA HAMBURGUESA CON QUESO QUE ME COMI? – Preguntó emocionada - Kara dijo que no iba a poder comérmela entera porque era muy grande, pero yo le dije que sí y ME LA COMI MAMÁ... ENTERITA – era todo un acontecimiento – Me duele un poco la panza ahora, pero no importa ¿Cierto Andy? Bueno Andy está durmiendo ahora, pero cuando se despierte me va dar la razón ¿Podemos ir a la casita? – Cuando su hija respiró, Engfa se tranquilizó.


- Por supuesto Maca, trata de no pelear tanto con Scar – por las dudas avisaba

- Pero mami dice que si no peleo a Scarlet no soy yo misma – contestó hábilmente

- Bueno trata de ser menos tu misma por hoy ¿Sí? – la niña debe haber notado la cara de abatida de su madre, porque asintió sin dar batalla y con Barbie en su mano, se fue a trepar el árbol, pero inmediatamente volvió hacia su madre soltando la mano del pequeño.

- Mamá – Engfa la miró - ¿Por qué está el tío Mateo tirado en el pasto? – después de la trompada de Charlotte nadie se había preocupado por levantarlo, se aseguraron que siguiera respirando y lo dejaron allí.

- Está durmiendo cariño – le respondió simplemente evitando la parte de la borrachera y de la pérdida de conocimiento por culpa del golpe.

- ¿Puedo dormir en el césped? – Macarena examinaba sus opciones

Cuando, Donde y Como el Amor Quiera ❧ EnglotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora