Oscuridad y Silencio.

Asesino.

Capítulo dedicado a "ephemeralbeauty23" y a "khamiCastillo0"

POV: Tom.

Antes de siquiera intentar quedarme dormido me quedé pensando... Aún me consterna el pasado de Jack, nunca me imaginé que pudiera ser un asesino, aunque yo también he matado a muchas personas, pero es diferente, yo lo he hecho en el campo de batalla, defendiendo mi vida y a mi ducado, buscando tener algún momento el reconocimiento como hijo legítimo; él lo hacía todo muy planificado y con la mera intención de eliminar a su objetivo. Le creo que nunca  quiso hacerlo, que lo sufriera y que no buscara volver a ejercer ese oficio, yo jamas le pediría que asesinara por mí, mas no se puede negar que son habilidades que podrían ser de provecho. También me cuestiono si en verdad hay en mi ducado algún asesino diplomático, y si en realidad alguno de ellos tuvo algo que ver con la muerte de mi padre.

La noche que mi padre murió fue poco después de que me reconociera como hijo legítimo, tras haber llevado al ejército a la victoria en una batalla, y se desatara la cólera de la duquesa. Fuimos mi padre, mi medio hermano Maximus y yo a un viaje de cacería, para conocernos mejor los tres e intentar interactuar como "familia". Al ser yo reconocido como hijo legítimo me encontraba en el segundo puesto de la línea de sucesión al trono del ducado, pero habían rumores de que mi padre quería darme a mí la diligencia, tanto por mis dotes y experiencia militar como por el amor que le tenía a mi madre; no es que mi hermano fuera un incompetente, para nada, sólo que yo soy mejor que él en más de un aspecto.

Cuando volvimos de la cacería mi padre estaba muy cansado, ahora que lo pienso, más de lo que normalmente estaría. A la madrugada Max fue a mi habitación diciendo que nuestro padre solicitaba la presencia de ambos en su habitación.

-Adelántate, Alex- me dijo Max-, me di cuenta de que olvidé algo en mi habitación-.

Era innegable que por nuestras venas corría la misma sangre, ambos teníamos los ojos azules y la complexión física de nuestro padre, lo que nos diferenciaba más que nada era el cabello, el mío azabache y el de él rubio, legado de cada una de nuestras madres.

-¿No te espero para entrar?- seguía un poco adormilado.

-No, no. Ya sabes que a padre no le gusta que lo hagan esperar, dile por favor que no tardo en ir-.

-Bueno, allá te veo-.

Caminé por los pasillos y me dirigí a la habitación de mi padre alumbrándome con una vela, todo el castillo estaba envuelto en un silencio sepulcral, nada que ver con el barullo diurno.

Me situé ante la puerta de la entrada de la alcoba de mi padre y toqué tímidamente la puerta, aún ese hombre hace que me sienta intimidado, nunca se comportó como un padre para mi mientras crecía, sólo me llevaba regalos de vez en cuando, para mí él era el Duque del Cedro y nada más.

-¿Me mandó llamar, mi señor?- pregunté con voz firme esperando que así no se notara mi inseguridad.

No hubo respuesta, pero noté que la puerta estaba entre abierta y las velas de la habitación encendidas.

Me sentí con la necesidad de entrar, tenía un mal presentimiento.

-Con su permiso- entré con la mirada baja.

Cuando levanté la vista mi cuerpo entero se heló.

Mi padre yacía sobre su sofá con cascadas de sangre saliendo de su torso, sus brazos y su cuello.

-¡Padre!- grité y corrí hacia él.

Aún respiraba...

No sabía que hacer. Por instinto comencé a intentar taparle sus heridas, sin éxito alguno, sólo logrando mancharme de su sangre.