What If...? The Archer [Daryl Dixon] ²

2. My Tears Ricochet

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"Y puedo ir a dónde quiera, a dónde quiera, excepto a casa"

Daryl estaba desesperado.

Una vez que Negan llevo a Carl hacia Alexandria donde los salvadores junto a el tan solo ocasionaron problemas y muertes.

Se enteraron gracias a Negan de lo ocurrido con Raiden, el como había sido lo muy idiota como para golpearlo y encajarle una hacha en el hombro, aquello no era propio de Raiden lo que hizo a Daryl preguntarse que le habían hecho para que actuara de esa forma.

Se preguntaba que castigo le habían puesto, que tipo de tortura, todo.

Carl menciono que Raiden parecía estar fuera de si, se veía vació y molesto la mayoría del tiempo. Ya no era encantador como antes. A Daryl no le interesaba si ya no era encantador y ahora era un desquiciado, él lo amaba y tan solo lo quería de regreso.

Rick lo había detenido cuando noto las intenciones de Daryl de ir por Raiden al recinto de los salvadores, ahora sabían donde estaba el lugar gracias a Carl, pero Rick aseguró que primero debían de ir a Hilltop y hablar con Maggie.

Juntar a personas y armas para ir a la guerra. Prepararse para destruir a Negan y a su gente.

Daryl sabia que ese era un plan sensato, pero lo que no sabia era si podia esperar tanto tiempo sin saber de Raiden.

Raiden esbozo una mueca de dolor, le dolía todo, le habían dado la paliza de su vida entre tres salvadores. Lo habían golpeado hasta casi matarlo, después lo llevaron con Carson para que lo curara, aún lo querían vivo para mas tortura.

Luego de eso lo regresaron a su celda, se había desmayado y solo despertó un rato después, en ese momento pudo notar como pasaban un papel debajo de la puerta junto a una llave.

Sherry, la esposa de Dwight lo había ayudado a escapar.

Su mirada se poso en Jesus cuando lo encontró en el patio del recinto de los salvadores, sus ojos le miraron sorprendidos.

Estaba herido y había matado brutalmente a un hombre, se había desquitado con él a causa de todas las emociones que sentía dentro suyo.

— No puedo manejar — murmuró Raiden con una mueca de dolor, le dolía el costado derecho. Carson había mencionado la fractura de sus costillas.

— Vámonos — dijo Jesus avanzando apresuradamente hacía la motocicleta para subirse en ella.

Raiden había recuperado la colt python de su padre. Sin mas se acerco hacia Jesus para subir a la motocicleta tras suyo.

El alivio llego con rapidez a él, por fin iba a poder estar lejos del santuario, no le interesaba si tenia que vivir al intemperie.

Pasados unos minutos, los terrenos de Hilltop se alzaron, habían llegado al lugar. Les abrieron las puertas y Raiden bajo de la motocicleta, mientras que Jesus nuevamente salía de la comunidad para ir a deshacerse de la moto, no podia haber evidencia de que ahi estaba una pertenecía del santuario.

El corazón de Raiden se acelero cuando noto a Maggie acercarse con rapidez al verlo. La castaña se paro delante de el viéndole preocupada, entonces el ojiazul sintió como aire puro al ver a un conocido ahi.

Se soltó llorando sin poder resguardarse todo por mas tiempo, no había llorado la muerte de su mejor amigo como debía, de hecho, ni siquiera lo había asimilado completamente.

Los brazos de Maggie lo envolvieron, para Raiden, ella era como una hermana.

— Esta bien — susurró Maggie mientras lo abrazaba.

Raiden asintió con la cabeza separándose de la castaña para limpiarse las lagrimas.

— Debemos hacer algo — soltó Raiden — No podemos.. no podemos simplemente dejarlo pasar.

— Lo sé — dijo Maggie — Haremos algo, solo que debemos prepararnos.

Raiden asintió con la cabeza, su mirada se dirigió al abdomen de Maggie para seguido de ello verla con duda.

— Esta bien — respondió la castaña — Carson me pudo atender, deberías ir con él.

— Si, me duele todo — susurró Raiden — ¿Los demás están bien?

— Si — respondió Maggie — Lo están.

Raiden soltó el aire que retenía sintiéndose un poco aliviado al respecto, por lo menos los demás estaban bien, ahora tan solo debía recuperarse un poco.

Maggie lo llevo con Carson donde el hombre lo reviso y le dio unos analgésicos, Raiden le dijo al doctor que el hermano de este seguía vivo en el santuario.

Después de eso, Maggie lo llevo a un trailer donde pudo saludar a Enid y Sasha, luego de ello tomo un baño correctamente y comió algo decente después de tanto tiempo.

— ¿Que fue lo que te hicieron? — preguntó Sasha frente a él de brazos cruzados.

— Prefiero no hablar de ello — respondió Raiden concentrado en comer.

Sasha no insistió, en cambio se dio cuenta que debieron de haberlo torturado o hecho pasar horribles cosas pera que su actitud ahora fuera distinta.

Después de eso, Raiden salió al patio y avanzo firme donde las tumbas de Glenn y Abraham estaban en el suelo.

— Lo siento tanto — murmuró Raiden hacia la tumba de Glenn.

Lo sentía porque había muerto, lo extrañaba y se sentía triste de saber que su mejor amigo no iba a poder conocer a su hijo.

Raiden juraba que lo iba a cuidar como si fuera suyo, lo iba a proteger en memoria de su amigo, iba a honrar su memoria y hacer uso de su titulo cono padrino.

Glenn había estado feliz de tener un hijo con la mujer que amaba y de nombrar a Raiden como padrino.

Ahora Negan había destruido ese sueño. El recuerdo se sentía lejano a pesar de que no había sido hace tanto tiempo. Los recuerdos se sentían borrosos incluso.

Raiden extrañaba la prisión, en el tiempo donde el gobernador había estado desaparecido por un largo tiempo, donde todos estaban felices a pesar de todo. Donde la única preocupación de Raiden era el no llevarse bien con Glenn y Daryl.

Raiden se había rehusado en pensar en Daryl todo ese tiempo, no quería que Negan arruinara eso también, entonces evitaba pensar en el y en lo que sentía teniendo miedo de que el hombre le pudiera leer hasta los pensamientos. Prefería morir antes de ver como le arrebataban a Daryl también. Si eso pasaba no iba a soportarlo.

Lo extrañaba pero tenia mas miedo de que le hicieran algo los salvadores, de forma que prefería que Daryl estuviera en Alexandria a salvo (dentro de lo que cabe) que en riesgo ahi junto a él.

Algunas veces el deber era la muerte del amor.