Capítulo 5: Te quiero

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Esperé toda la semana por ese bendito jueves que invité a la Fer a mi casa. Estaríamos solos así que era el momento propicio para consumar lo planeado. El día anterior ordené mi pieza completamente, que hasta mi mamá se extrañó que estuviera tan activo con la limpieza. Dejé todo impecable, solo faltaba la protección. Partí a la farmacia del centro a comprar condones y lubricantes, además de unas cositas para picar. La idea es que viéramos una película, con esa propuesta la invité, aunque buscaba poder cogérmela. Ella no sabía que estaríamos solos, pensé en pillarla de improviso.

Ese día Jueves nos fuimos desde el liceo a mi casa, para ahorrar tiempo. Como vivía cerca nos fuimos caminando, tomados de la mano. La noté nerviosa, así que la fuí calmando de camino para que se sintiera cómoda y no cagara el plan. Cuando llegamos subimos directo a mi pieza, le dije que se acomodara mientras iba en busca de comida y bebestibles. Preparé una bandeja con papas fritas, suflitos y maní, además de la bebida y dos vasos pa no estar subiendo y bajando a cada rato pa buscar bebida. Cuando llegué estaba sentada en mi cama con cara de susto.

- Que pasa Fer? Te sientes mal?

- No Mat tranqui, solo que me siento nerviosa por conocer a tu familia, bueno, a tu mamá.

- Ahh si... Pero la verdad no sé si alcances a conocerla hoy, justo trabajará hasta tarde.

- Entonces... Estaremos solos?

- Si, mejor así no nos interrumpen la película jaja

Vi como se relajó al instante. Le pasé el control de la tele pa que buscara algo en Netflix, eligió una serie de misterio, me comentó que le gustaba ese tipo de series. Nos acomodamos en la cama, acostados uno al lado del otro. Ella se acercó a mí con un abrazo dejando su cabeza en mi pecho. Me empecé a acalorar con la cercanía de ella así que para canalizar mi calentura empecé a acariciar su pelo, que bajaba por su espalda. Cuando llegué a su zona lumbar me miró y me dio un beso, el más lento y delicioso que nos habíamos dado dentro del poco tiempo de pololeo. Se lo respondí con más ganas, me encantaban sus labios, eran gruesos, me permitía morderlos.

Mis manos no esperaron y bajaron suavemente por su pequeño cuerpo, acariciando su espalda y cintura. Me alejé de ella para mirarla a los ojos y con un gesto solicité permiso para continuar, me besó confirmando respuesta positiva. La giré dejándola acostada de espalda y me posicioné sobre ella. Besé su boca, su cuello, haciendo que soltara un gemido delicado. Con mis manos amasé sus tetas, que pareciera que estuvieran rellenas de agua. Ambos estábamos realmente calientes. Aproveché de seguir bajando con mis manos para palpar su pussy. Levantando su falda pude sentir la humedad en sus calzones, estaba mojadísima.

- Fer, puedo continuar? Si quieres lo dejamos hasta aquí.-  No quería espantarla por hacer las cosas rápido, aunque me tenía desesperado por meterla, me obligaría a tener paciencia.

- Mat, tengo un poco de miedo, pero sé que contigo estoy segura. Me das tranquilidad.

- Tengo condones, para más tranquilidad.

Me miró con nerviosismo.

- Mat te quiero.

Quedé helado. Pensé en un momento que pasaría después de completar el plan, yo solo la quiero para debutar.

- Yo también te quiero Fer.-  atiné en decirle para poder continuar.

Me sonrió satisfecha y suavemente me abrió sus piernas para continuar mi cacería. Entendí de una que quería hacerlo con amor, pero yo tenía hambre de sexo. Intenté ser lo más suave posible en el proceso, analizando cada gesto y gemido que emitía, tenía que hacerla sentir amada.

Me saqué la polera para mostrarle el hombre que la haría mujer. Le quité el uniforme dejándola solo en ropa interior. Bajé su sostén para empezar a saborear sus tetas, eso realmente le excitaba. Gemía cada vez más fuerte, haciendo que mi excitación se elevara. Solo le pedía a tatita Dios que no me dejara acabar rápido. Seguí pasando mi lengua camino a su cadera y a su preciado tesoro. Le bajé sus pantaletas y para mi sorpresa tenía la pussy sin ningún puto pelo, suave y rosada.

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