DÍA 1 (2/2)

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Aunque el día pudo haberse pintado de colores alegres y su gente lo trató con cordialidad

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Aunque el día pudo haberse pintado de colores alegres y su gente lo trató con cordialidad. Sentía algo diferente. Por primera vez en siglos, su instinto estaba alterado. No al grado de estar nervioso. No. Simplemente, alerta.

Fue un presentimiento pequeño al inicio. Y conforme paso el día, la pequeña espina comenzó a encajarse mucho más. Sin llegar al borde del colapso nervioso, solo manteniéndolo ansioso. Quizá algo peligroso se iba a cernir sobre Bluebonnet.

Su mejor distracción fue ver las pinturas. Todas y cada una de ellas. Siempre deslizándose a la siguiente en cuanto su mente asociaba cualquier detalle a su sinuosa ansiedad. Hasta llegar a uno en particular. Ya había olvidado el motivo del porqué tenía cada una de ellas.

Pero esa jamás se borraría de su banco de memoria. La razón sería su peor pesadilla. La razón de todo. Haber recorrido tantas veces los pasillos de su agobiante hogar siempre le hacía recordar.

Los efímeros momentos del ayer se mezclaban con el presente. Los rugidos desgarradores como cantos inútiles a la luna llena. Esos lamentos ahogados en las noches de eterna oscuridad que se cernía sobre Bluebonnet.

Cada desgarrador hueso roto de sus propias víctimas. La sangre derramada en los pisos impecables de madera. El olor a putrefacción impregnado aún en sus fosas nasales con intensidad. El indistinguible sabor de la carne cruda. De la carne prohibida.

"Y de esta forma, te castigo yo, que soy tu dios, tu señor, la potencia de la humanidad. Convertido en bestia hasta el fin de tus días. Hasta que la eterna oscuridad caiga con el alba, entonces volverás. Sin oportunidad de escapar, cumplirás tu pecado, pues de ello ha de ser tu salvación para entrar en mi reinado"

Y aquel joven rebosante de vida, con el orgullo y la soberbia pintada en los ojos. Murió con el alba. Con su joven amor en brazos. Acorralado a vivir por la eternidad sin nadie a quien poder pedir ayuda.

Fueron milenios en la oscuridad, sin descanso eterno, sin alimento, sin compañía. Pudo volverse loco. Y lo hizo. Vivir como una bestia, rondar los bosques y proteger. Cuidar.

Siete días: BluebonnetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora