17. Estúpidamente cerca

155 30 39
                                    

Milagrosamente, ambos lograron conciliar el sueño aquella noche. Aquella, y la siguiente, y la siguiente, y un número de noches bastante considerables teniendo en cuenta que no todos los días su cabeza se encontraba lo suficientemente tranquila como para poder dormir.

No siempre era un buen día para apagar sus mentes y escoger descansar, a veces lo que se necesitaba era pensar en sus acciones, opiniones y sentimientos.

Chuuya no solía perderse tan profundo en sus pensamientos a no ser que fuese estrictamente requerido, y aunque para Dazai era un poco más normal, no ahondaba demasiado como ahora.

Los dos le daban tantas vueltas al asunto como fuese posible, incluso si no era algo sano.

Después de los acontecimientos de esa vez, sus encuentros dejaron de convertirse en una incomodidad para todo aquel que estuviera presente, y por más extraño que fuese, los amigos de ambos estaban contentos con verles tener una mejor convivencia.

Hirotsu se vio complacido por el cambio de actitud en ambos, de manera personal les agradeció a los dos por decidir aclarar los malentendidos del pasado y pensar en las soluciones para el futuro; un mensaje digno de un hombre tan sabio como él.

Oda no dijo demasiado, en comparación a Ango que siempre tenía una duda o pregunta para Dazai, y Higuchi simplemente se sentía feliz de tener a Chuuya igual de alegre que antes. Hubo un leve cambio de actitud en varias personas, como Tachihara que al parecer encontró mucha confianza repentina en el fondo de su existencia.

Al ser el único que conocía el verdadero secreto de "la esposa de Dazai-sama" sentía que tenía un privilegio ligeramente más grande que otros. Y, de hecho, tenía razón; nadie sabía con exactitud lo que pasaba por la cabeza de Nakahara, excepto él.

Tachihara sabía que se estaba enamorando de Osamu, aunque Chuuya no quisiera admitirlo.

Y sus dos más grandes secretos se encontraban a salvo entre las manos del soldado. Ambos olvidaron por completo sus roles dentro del palacio, porque Michizou juró matarlo si representaba una amenaza para Dazai y su gente, y Chuuya no estaba dispuesto a ser una carga para otros.

No le gustaban pensar en esas cosas.

No le gustaba aceptar que, algún día, todas estas personas a quienes tanto quería iban a descubrir la verdad; e, inevitablemente, dejarían de quererlo a él de la misma manera que ahora.

Pero quizás estaba bien, Kouyou decía que amar también era aprender a soltar.

———》𑁍《———

Suspiró mientras terminaba de beber su segundo té del día, el dolor de garganta era tolerable, pero seguía siendo una molestia todos los días.

Sin decir nada, se recargó en el hombro de Dazai, y él se recargó sobre su cabeza con cuidado. No necesitaban palabras o gestos, por más doloroso que fuese, lograban entenderse mejor que nadie nunca.

Después de unos minutos en esa posición, el castaño buscó su mano con cuidado y la sujetó entre la suya, invitándole a dar un paseo. Aceptó sin réplicas, en realidad le gustaba su compañía cada vez que salía a caminar sin rumbo fijo.

Sin embargo, un nudo tenso de formó en su estómago durante el paseo. Los cálidos colores del atardecer haciendo relucir los ojos de Osamu en tonalidades que jamás imaginó tenían la culpa de su malestar, teniendo que detenerse un momento para poder apreciarlos correctamente. Un ardor en su pecho a veces se hacía presente, pero no lo tomaba en serio.

Su mirada se encontró con la de Dazai por accidente, poniéndolo nervioso y teniendo que apartar sus ojos de los contrarios. Sólo escuchó un pequeño resoplido divertido provenir de los otros labios.

Mentiras azules // SKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora