Miró su brazo en silencio con su mamá haciéndole cariño en el pelo, tratando de peinárselo con las manos temblorosas. Veía el líquido cayendo de gota en gota en la bolsa, nervioso y ansioso.
Tiene recuerdos borrosos de lo ocurrido, no por la mínima ingesta de alcohol, sino por el shock, o la adrenalina o lo que fuese que estaba afectando el área donde guardaba sus memorias.
En la camilla de al lado, Andy se quejaba del dolor en su muñeca fracturada y Rocco trataba de mantenerse despierto, mas los analgésicos estaban surgiendo un efecto impresionante.
En la sala contigua, donde un médico atendía a Esteban, se oían órdenes firmes y desesperadas. ¿Para qué necesitaban una tomografía de cráneo?
— Si le pasa algo yo me mato —fue lo primero que Francisco dijo en horas.
Todos a su alrededor lo miraron sorprendidos, asustados mas que nada por la seriedad y seguridad con la que lo dijo.
— Fran... —Rocco, quien parece haberle ganado a los analgésicos, dijo sentándose en la camilla con ayuda de su papá.— Eso es-
— Yo no voy a aguantar esto, no de nuevo —le interrumpió, mirando aún su brazo, absorto.— Kuku se muere y ustedes no me ven nunca más.
La mamá de Esteban, quien estaba apoyada en la camilla frente a él, lo miró molesta.
— Vos no vas a hacer nada estúpido —se paró y se acercó, deteniéndose a su lado.— Vos vas a mantenerte fuerte porque mi hijo te va a necesitar cuando salga de esto.
Francisco quitó la mirada de la intravenosa y la puso en su suegra.
— ¿Y qué pasa si no sale de esto?
— Vas a vivir por él.
Ninguno de los presentes podía tragarse la actitud de esa mujer; ella no se veía asustada del todo, se veía segura de que su hijo estaría bien y que saldría de ahí sanito. Sólo no sabían que ella estaba más cagada del susto que todos ellos juntos, acaba de recuperar una parte de su hijo, no podía perderlo de nuevo.
— No voy a poder...
— Sí vas a poder, Francisco, no te quites méritos ni eches en menos tus capacidades.
El joven suspiró y comenzó a llorar. La noche iba de maravilla hasta eso.
Fue como un déjà vu; súplicas y gritos, sangre y golpes correspondidos. La única diferencia fue que los cuatro resultaron vivos porque esta vez la gente hizo algo para ayudar, no se quedaron viendo como la primera vez.
Se volvieron a quedar en silencio, nadie quería hablar por el miedo de decir algo incorrecto. Pisadas rápidas se escucharon en la sala de urgencias y vieron al padre de Francisco entrar al lugar vistiendo su uniforme, indicando que aún seguía en su turno.
— Dios mío, ¿qué pasó? —preguntó él viendo a los tres adolescentes en las camillas.
— Unos pelotudos del restaurante se querían hacer los graciosos —respondió Rocco, al ver que los otros dos parecían no querer responder.— Los hijos de puta no esperaban que nos defendiésemos.
El hombre sintió que le faltaba el aire y así que se acercó a su hijo, le besó la frente, viendo que de entre los tres, era el menos lesionado. Estaba agradecido con el de arriba por eso, desconociendo la situación en la que Esteban se encontraba.
— Estás bien —susurró contra su cabello.
El chico negó, aún llorando, incluso haciéndolo con más ganas.— No lo estoy —dijo como pudo.— No sé cómo está Kuku... no estoy bien... para nada bien...
— Puedo averiguar —ahora habló en voz alta, para que la mamá de Esteban escuchase, pero ella estaba mirando un punto fijo en el suelo mordiéndose el dedo. Se acercó a ella y le palmeó el hombro sacándola de su trance.— Iré a averiguar sobre Esteban, ¿estás de acuerdo?
Ella asintió lentamente, pero incluso antes de que el hombre pudiese dar un paso, se desvaneció ahí mismo casi cayendo en el suelo. La atrapó apenas, llamando por una camilla.
Y la tensión, desesperación y miedo volvió a los adolescentes, en especial en Francisco.
Todo se estaba yendo a la mierda.
[...]
Esteban se despertó con un dolor de cabeza insoportable, se la tocó asegurándose de que ya no hubiese sangre y sólo se topó con el vendaje que cubría la zona herida. Suspiró con pesadez y miró alrededor en busca de su mamá o de Francisco, pero en lugar de ellos, sólo vio a su suegra medio dormida en la silla. Emitió un pequeño sonido, espabilándola.
— Oh, despertaste —dijo aliviada. Se restregó los ojos con los puños y se puso de pie, quitándose el sueño con un bostezo.— ¿Cómo te sientes?
— Como si me hubieran reventado la cabeza contra una pared —contestó, la voz le salió rasposa.— Aunque creo que sí fue lo que pasó... no me acuerdo...
— Está bien, es normal perder la memoria con estas cosas. Voy a llamar a tu doctor, ¿dale?
— Espere... ¿y mi mamá?
— Se desmayó por el estrés —suspiró. El joven se trató de parar al oír eso, asustado, mas ella lo empujó a la camilla suavemente.— No, no, ella está bien. Debí empezar por eso —rió nerviosa.— Está buscando café en la cafetería en el primer piso.
— ¿Y los chicos? ¿Y Franchi? ¿Cómo están? —trató de ponerse de pie, pero nuevamente fue empujado a la camilla.— ¡Deje de empujarme! —gritó desesperándose.— ¡Sólo dígame!
— No te sobreesfuerces —le ordenó con voz firme. Puede que no sea doctora, pero su esposo tenía un serio problema de "hablar mucho del trabajo en casa", por ende, tenía un mínimo de conocimiento en estos temas.— Primero, dejá de gritar. Y segundo, están todos bien, ya están en sus casas.
— ¿Qué les pasó?
— Rocco tenía una costilla rota y Andy la muñeca fracturada, pero nada más. Francisco sólo moretones y un corte en la frente, él también está en casa —le aseguró, viéndolo relajarse un poco.— Quería quedarse pero es un boludo si creía que le iba a dejar hacerlo. Vos te llevaste la peor parte, pero estás bien. Ahora, ¿puedo llamar a tu doctor para que te revise?
Asintió, sintiéndose mareado. O era por el golpe, los medicamentos o por el enorme alivio.
Cuando su suegra salió en busca de su médico, o algún enfermero o enfermera, su madre apareció por la puerta. Le vio aliviada y apresuró el paso hacia él, dejando el vaso de papel en la mesita junto a la camilla y le acarició la cabeza con cuidado.
— Estaba asustada —le dijo, casi que soltando un sollozo.— Cuando me llamaron anoche... creí que te me irías.
— Acá estoy, mamá —aseguró agarrando la mano que estaba en su cabeza y la puso en su pecho, apretándola.— No me he ido a ningún lado.
— De milagro no —susurró. Su mano libre le acarició la frente y le corrió los mechones rebeldes del pelo.— Me alegra saber que estás bien.
— A mí también.
En otro momento de su vida, tal vez no estuviese feliz de estar bien, pero como tenía las cosas que más quería en su vida, agradecía infinitamente de por lo menos tener otro día de vida.
El médico apareció por la puerta, saludando a los dos. Le hizo una revisión de reflejos y de memoria con él pasando ambas revisiones con creces.
— ¿Puedo llamar a Fran? Quiero que sepa que estoy bien —dijo mirando a ambas mujeres, con un lindo brillo en los ojos.
— Yo lo llamo, trata de descansar vos.
Suspiró, resignado.— Bueno...
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ꜱɪɴᴄᴇ ᴄʜɪʟᴅʜᴏᴏᴅ // ᴇꜱᴛᴇʙᴀɴ x ꜰʀᴀɴᴄɪꜱᴄᴏ
Fanficprimer capítulo: 23/03/24 último capítulo: 18/04/24 ★ actualizaciones: casi todos los días (no prometo nada). ☆ todo es ficticio, no se asume la sexualidad de nadie. es por mera entretención. ★ contenido sexual, consumo de alcohol, diferentes tipos...