Habían pasado tres semanas desde que Jacaerys lo besó. Y Aegon todavía podía sentir la presión de los labios de Jacaerys contra los propios.
Todavía podía sentir las manos de Jacaerys presionando su cintura.
Y por eso, había ignorado sus deberes del día de hoy, y en su lugar, estaba aquí.
Con Sunfyre.
Había estado buscando paz.
Y ahora se encontraba absorto en la tranquilidad de la cueva de Sunfyre, disfrutando del vínculo que compartían él y su dragón. Sin embargo, a medida que la luz de la mañana empezaba a desaparecer, para dar paso al sol de la tarde, recordó repentinamente sus deberes pendientes en la Fortaleza Roja.
La llegada de Cregan Stark era un evento importante, y su ausencia podría interpretarse como una falta de respeto hacia el noble invitado.
Aunque no le emocionaba la idea de volver a la monótona vida de la corte, sabía que era su deber estar presente en esos momentos.
Sin embargo, la perspectiva de regresar a la Fortaleza Roja y enfrentarse a Jacaerys después de su desaparición seguramente no sería agradable. Y el hecho de que Jacaerys hubiera tenido una reunión con Baela temprano en la mañana solo añadía más tensión a la situación.
Decidió que entraría sigilosamente por algún pasadizo a sus aposentos, para bañarse, pero no iría a su habitación compartida con Jacaerys.
Evitaría cualquier confrontación con Jacaerys por el momento.
Por lo que iría a sus aposentos de cuando estaba soltero.
Su padre le había permitido que su habitación permaneciera intacta, los sirvientes solo entraban a limpiar y ya.
Recuerda el rostro contorsionado de Otto Hightower, su abuelo, cuando su padre, el rey, declaró que nadie, excepto el mismísimo Aegon, podría ocupar esa habitación.
Si.
Otto Hightower tendría que buscar donde acomodar a la perra de su prima.
Alina Hightower.
Tenia que admitir que la idea de conservar su habitación privada, especialmente ante la mirada desaprobadora de su abuelo, le resultaba gratificante.
Aegon se puso de pie y se despidió de Sunfyre, prometiéndole regresar pronto.
Mientras caminaba por el pasadizo de la Fortaleza Roja en dirección a sus antiguos aposentos, Aegon se deleitó en la sensación de poder y control que le brindaba la idea de hacer rabiar a Jacaerys al no enfrentarse a él después de su desaparición. Sabía que su esposo no tomaría su ausencia a la ligera, y eso solo aumentaba su satisfacción por hacerlo rabiar.
Al llegar a sus antiguos aposentos, abrió la puerta del pasadizo, y entró con paso firme,
Sabía que Ser Arryk tenía que estar en la puerta.
Aegon le había ordenado estar frente a su habitación.
Así que asomándose levemente le pidió que llamara a los sirvientes para que le preparan un baño y le ayudarán a verse bonito para recibir al Stark.
Una vez solo, se sintió un poco nostálgico al contemplar la habitación que desde niño solía ser su refugio personal.
Todo estaba igual que como lo había dejado, como si el tiempo se hubiera detenido desde su última visita.
Cuando los sirvientes llegaron para preparar su baño, Aegon los observó con desdén, recordando el tiempo en que tenía sus propios sirvientes personales, antes de casarse con Jacaerys y tener que compartir todo.
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"The dragon jewel"
Fanfiction"Era más bello que la blanca luna, era más ardiente que el mismo fuego de dragón, Aegon Targaryen era una verdadera joya"