Todo tenía un sentido, desde el simple hecho de que Charlie escogiera las piezas rojas, hasta las jugadas que hacía. Yo pensaba, ¿cómo era capaz de pensar tanto, si era uno de los mejores jugadores de todo el pueblo? Fácil. Ella era muy inteligente, en las jugadas, y hasta en las miradas que hacía.
Caer en sus ojos negros hacía que mis pensamientos se esfumaran por completo, que mis jugadas desaparecieran y que mis piezas se movieran por si solas. Algo en esa mujer me hechizaba, ni yo sabía por qué.
Una vez ganada la partida, gracias a que Charlotte se rindió al estar en una batalla de rey contra rey... Pusimos la radio y empezamos a hablar.
-Oye Alastor, tengo una pregunta- dijo enigmática
-Dime querida -dije
-¿Tu crees que alguien es capaz de cambiar lo que es? -Esa pregunta me dejó pensando
-Depende, si es físico no lo creo...pero puede que mentalmente si sea posible
-¿A qué te refieres con físico?
-A que, si una persona nace con piel de color, no la puede cambiar por otra.
-Ah, entiendo, nunca lo había pensado así -dijo sorprendida
-¿A que venía la pregunta dulzura? -noté un lebe sonrojo en su rostro
-Bueno... yo... cómo te lo explico... Tuve muchos problemas. Tengo, actualmente muchos problemas, y cometí muchos errores. Yo creo profundamente que puedo cambiar.
Eso me pillo desprevenido.
-¿Qué tipo de errores cometiste?
-Bueno... Mis padres casi me comprometen por dinero, por lo que yo desesperadamente actué y... Bueno, pasó lo que pasó.
-Ya... si no te sientes seguro contándomelo todavía eres libre de no hacerlo -dije -pero que sepas, que para mí, eres la mujer más encantadora que he conocido nunca.
Noté que se sonrojaba mucho. La radio nos interrumpió. Una canción preciosa.
-¿Me concede esta magnífica pieza, querida?
-Con mucho gusto, caballero.
Era un encanto de persona. Charlotte se movía perfectamente al compás de la música, bailaba como ninguna otra persona antes vista. Yo contaba los segundos y las estrofas, deseando que la canción no acabara nunca.
Por desgracia mis solicitudes nunca fueron escuchadas por Dios. Menos mal, por que la siguiente que vino era lenta y dulce.
Cogí a Charlotte de la cintura mientras balanceábamos. Ella estaba disfrutando. A media canción, ella posó su cabeza en mi hombro, haciendo que ella cerrara los ojos y nuestros cuerpos estuvieran practicamente pegados. El suspiro que emanaba rozaba mi cuello, me dió un escalofrío.
De repente, noté mucho más peso. Charlotte se había dormido en mis brazos. Estaba segura de que estaba cansada. Normal. Fuí a su habitación y la metí entre las sábanas, para que no tuviera frío. Más bien en el edredón. Me quedé contemplando a Charlotte, dormía como un ángel.
Era increíble, esa sensación que emanaba su suave y consecutivo suspiro al dormir. Me tranquilizaba.
Lo que habría dado en ese momento para dormir con ella. Para acurrucarme a su lado, para abrazarla y para dormir sintiendo el calor de su cuerpo pegado junto al mío. Quería hacer eso más que nada, pero recordé que había quedado con mi socio, y solo faltaba media hora para tener que verlo en ese alejado sitio. Cogí mi abrigo y me fuí, cerré la puerta con cuidado para no despertar a Charlie y continué con mi plan. Ahora tenía que verlo a él, pedir explicaciones y saber la causa de su plan para su último y gran golpe.
La verdad no me apetecía nada, pero yo era un hombre de palabra y no iva a dejar que nada se interpusiera entre mi reputación. Yo era muy orgulloso
"Y lo sigues siendo"
Caminé hasta llegar al toque de queda y ahí estaba mi socio.
-Vaya, parece que has decidido venir -dijo él
-Soy un hombre de palabra.
-Que yo recuerde, nunca me diste tu palabra de nada
-Pero si me comprometo a hacer algo, yo lo hago... mi querida manzanita
-¿Desde cuando me llamas así?
-Desde hace algo parecido como... 2-3 segundos, mi estimado amigo.
Mi socio se rió un poco y siguió.
-¿De que se ríe, caballero? Que yo sepa... un golpe no son cosas de risa
-Si, lo siento, algo que dijiste me hizo gracia.
-Vayamos con lo serio, manzanita. ¿Por qué quieres que te ayude a hacer un último golpe?
-Fácil, me voy a retirar, por motivos personales.
-Entiendo. ¿Y... quiere que le maten?
-No, claro que no, yo lo único que quiero es despedirme de este mundo por motivos personales y para morir con mi reputación como asesino solo quiero irme como es debido.
-Ah, entiendo. Está bien. Yo también me voy a deshacer de este hobbie, por desgracia.
-Creo que los dos nos vamos de este mundo de la sangre por una cosa en común... ¿me equivoco?
-¿Amor?
-Amor. Exactamente. Yo quiero que mi persona especial sea feliz conmigo y no esté involucrada con mi pasado, ¿entiende?. Además... ya empiezo a sentir lástima.
-Estoy en la misma situación... aunque yo todavía no he desarrollado la empatía.
-Si lo ha hecho, aunque no lo crea
-¿Perdón?
-Si, si usted está enamorado y va a dejar este mundo solo para la dulce y extraordinaria Charlotte... Esta teniendo empatía con ella, por que usted sabe que si le revela su pasado, o su presente, ella sufrirá.
-Es correcto. Nunca lo había pensado de esa manera mi estimado socio.
-Yo también estoy enamorado, creame, pero a veces, hay que hacer excepciones.
-¿A que se refiere con "excepciones"?
-A que a veces, hay que ignorar algunas cosas, como citas, besos u otras cosas para no ser descubiertos. Lo que menos quiero es que usted, no venga al último golpe final por estar con la dulce Charlotte.
-Le doy mi palabra, aunque será mucho más dificil que dar el propio golpe, es de lo más terrible decirle que no a ella. ¿De qué conoce a mi queridísima Charlotte?
-Ella es cercana a mí
-¿Le conoce en persona?
-Claro que lo hago.
-¿Cómo se conocieron?
-No te lo voy a decir, pero tranquilo, no me interesa en absoluto, es toda para tí. A mí me gustan los hombres.
-Vaya, no me lo esperaba de usted -dije
-Nadie se lo espera, pero al amor le da igual el sexo.
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En vida y en muerte (CHARLASTOR)
FanfictionCharlie y Alastor se conocen casualmente en su vida humana, y viven de todas las experiencias posibles. Al final terminan amándose. Después de un gran robo, Charlie fallece y Alastor se vuelve muy cerrado la vida no tiene sentido sin ella, nunca fué...