3 · Paseo

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El par de soldado finalmente se dan la vuelta y se van. Y con eso, Calder se levanta.

ㅤ—Gracias, Lady Sienna.
ㅤ—De nada. Pero no agradezcas. Son puras tonterías. Detesto a los nobles arrogantes.
ㅤ—Pero usted misma es una noble...
ㅤ—Nunca he estado en la capital y, para mí, ellos son tan extraños como para ti.
ㅤ—Ahora estoy en deuda con usted.
ㅤ—Vaya, déjalo ya. Eh. Continuaré mi paseo.

Sienna continúa caminando. Calder respira profundamente. No puede creer que una mujer noble le haya salvado la vida. Sienna sigue, pero se detiene.

ㅤ—Pero, ¿por qué te golpearon? ¿Esos soldados te conocen de algo?
ㅤCalder se encoge de hombros.
ㅤ—No lo sé. Solo estaba caminando y de repente su caballo estaba en el camino, el caballo claro que se asustó y casi cae al piso por el alboroto del caballo.
ㅤSienna frunce el ceño.
ㅤ—Eso es extraño ¿ordenó que te agredieran sólo por eso? —Sienna da una pequeña pausa—. ¿Sabes? Es raro encontrar un soldado que sea respetuoso. No es lo que me imaginé.
ㅤ—Bueno, Lady Sienna, la gente a menudo tiene las expectativas equivocadas sobre mí. Pero nunca he pensado en los nobles de modo arrogante o despectivo. Lo que realmente detesto es cuando se me juzga por mi origen, en lugar de por mi persona.
ㅤ—Eso es justo. Somos humanos después de todo.
ㅤ—Exacto. Gracias por ayudarme a recordarlo —dice en tono sarcástico.
Calder da un suspiro y sigue:
—¡Oh, los nobles! Me parece que no tengo ni la pizca más de paciencia para los nobles que visitan la corte —Calder calla de repente, y luego voltea para mirar a Sienna—. Pero usted, no me malentienda, Lady Sienna, no estoy diciendo que sea como esos arrogantes.
ㅤ—Bueno, gracias... supongo. Y no me llames Lady, soy igual que tú.
ㅤ—No, realmente, quiero decirlo —Insiste—. Usted no parece ser como los demás. No es tan arrogante.
ㅤSienna pone los ojos en blanco entre risas.
ㅤ—Gracias pues, mi señor.
ㅤDe repente, inició un juego.
ㅤ—Oh, no es necesario la formalidad. Me llamo Calder.
ㅤY Calder lo siguió.
ㅤ—Bien, joven Calder, entonces... ¿Cómo puedo ayudarle hoy?
ㅤ—Por ahora, nada. Gracias, Lady Sienna. Quiero decir... Sienna.
ㅤ—Vaya, ¡Sienna! ¿Ahora puedo ser yo misma?
ㅤ—Sí, claro. Siéntete cómoda.
ㅤSienna siguió caminando, y Calder le sigue el paso.
ㅤ—Bien, entonces, ¿qué puedo hacer para usted?
ㅤ—Bueno, es que... Bueno, es que necesito contarte algo.
ㅤ—¿Ah sí? ¡Pues dímelo! Soy todo oídos, mi señor.
ㅤ—Gracias, gracias, Sienna. Usted es muy agradable.
ㅤ—No hay de qué, mi señor. ¿Qué quiere decirme?
ㅤ—Ah, bueno, es que me han mandado a la ciudad.
ㅤ—¿Qué? ¿A la ciudad? ¿Cómo puede ser?
ㅤ—Bueno, es que he estado trabajando durante mucho tiempo y me han mandado a la ciudad a descansar, como un tipo de premio.
ㅤ—¡Oh, bueno! ¡Felicidades, mi... Calder!
ㅤ—Gracias, Sienna.
ㅤ—Y no te preocupes. Si necesitas cualquier cosa, aquí estoy. No me cuesta nada ayudarte.
ㅤ—Gracias, Sienna. Usted es una buena amiga.
ㅤ—No, yo solo hago lo que tengo que hacer. Ahora bien, ¿podemos dejar esto atrás? No quiero que los demás puedan vernos hablando.

No es que Sienna sea mala, es que nunca se ha visto bien que una noble y un pueblerino estén juntos.

ㅤ—Claro, pero, ¿adónde va?
ㅤ—Me gusta el bosque, la naturaleza es mi escape del mundo de los humanos.
ㅤ—Entonces iremos a pasear por el bosque.
ㅤ—Ese no era mi plan, pero supongo que suena bien. No me gusta ser el centro de atención.
ㅤ—Entendido, Sienna, y ya no lo eres. Ahora eres mi compañera de paseo.
ㅤ—Gracias, ahora me siento más cómoda a tu lado. Bueno, siempre lo estoy.
ㅤ—¿Te sientes mejor conmigo?
ㅤ—Sí, gracias de nuevo, Calder. Eres amable y honesto, eso es algo que no encuentro en los nobles.
ㅤ—No es nada, Sienna. Soy feliz de haberte conocido.

Calder y Sienna atravesaron el bosque, sus pasos caen suavemente sobre la hierba húmeda debajo de ellos. Contemplando las impresionantes vistas y disfrutando de la compañía del otro. Sienna contempla la belleza del entorno, los árboles meciéndose con la suave brisa, el susurro de las hojas y el suave canto de los pájaros. Calder toma su mano y la aprieta con amor, llevándola hacia lo más profundo del bosque. Caminaron de la mano, admirando los árboles y la exuberante vegetación que los rodeaba. Se abren paso por senderos sinuosos, su aliento visible en el aire fresco. Se topan con un pequeño claro rodeado de altos árboles y un brillante arroyo. Calder señala un grupo de ciervos pastando al otro lado del arroyo, y Sienna observa con asombro cómo se mueven con gracia en el aire. Vieron otro ciervo corriendo por el bosque y decidieron seguirlo durante un rato, con la esperanza de verlo más de cerca. Encontraron un macizo de flores silvestres junto una hermosa cascada y se sentaron cerca en una roca, tocándose la frente. Sienna no pudo evitar sentirse abrumada por la belleza del bosque y la paz que resonaba en él. Miró a Calder y sonrió, agradecida por la hermosa experiencia. Hablaron sobre las cosas que amaban y las experiencias que esperaban tener en el futuro. Cuando caminaron por el bosque, se sentían como si estuvieran en un mundo mágico, lejos de las preocupaciones de la vida. Se quedan allí, observando los pájaros y escuchando los sonidos del bosque, hasta que el sol ya estaba bajando. Calder se levanta y le ofrece la mano a Sienna, y comienzan a regresar a casa, el sol todavía ilumina el camino. Mientras caminan, Sienna lo mira, asombrada por su silenciosa fuerza y determinación. Ella siente un calor en su pecho que no puede explicar, y cuando él le sonríe, ella sabe que se está enamorando. El sol empieza a ponerse. Y la pareja de enamorados finalmente se despiden.

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⏰ Última actualización: Sep 12 ⏰

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