Capítulo 15: Los cartógrafos

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8:30pm

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8:30pm.

A esta hora normalmente estaría viendo películas mientras comía sin cesar, nunca pensé que echaría de menos eso.

En cambio, hoy me estaba alistando con la ropa total mente negra para evitar ser vista por alguien, mejor dicho, para pasar desapercibida.

Salí del armario y Belcebú alzo la mirada de su teléfono, mirándome con la boca abierta.

-Si sigues así te entraran moscas -me burle.

-Ángel ¿Hay algo que no te quede bien? -se quejó.

No voy a mentir, me sentí alagada, cambiaron unas cuantas cosas con la charla de otro día, Belcebú ya no me caía tan mal.

«Nunca te lo odiase» me recordó mi conciencia.

-Como siempre digo, una lástima que a ti todo te quede mal -lo mire de arriba abajo con desdén.

Belcebú, al igual que yo, vestía completamente de negro, con una camisa ajustada a sus brazos tonificados, se veía extremadamente bien, ese color resaltaba el color oro que tenía en pelo junto a sus inusuales ojos rosa.

Gracias por el alago -me sonrió pícaramente- tu mente me dice que tu boca se niega a soltar.

Belcebú sabía lo que se venía, se cubrió la cara con sus brazos de la ráfaga de objetos que le lance.

-¡Ya estoy cansada de repetirte que dejes de leer mi mente! -grite con fuerza.

-Y yo de decirte que es la única forma de saber lo que en realidad piensas de mi -se cruzó de brazos.

Puse los ojos en blanco saliendo del departamento.

Eso no te da derecho a leerme la mente-rechiste.

Me molestaba que leyera mi mente y me lo dijera como la cosa más normal del mundo.

Si tuviera ese poder también me la pasaría leyendo la mente de los demás, pero obvio que no les diría que se las leí.

Me senté en el asiento del copiloto con pereza.

-Voy a repetirte el plan, ángel -aviso.

-Ya me lo has repetido como 500 veces -me queje.

-Solo una vez más -me miro como cachorrito regañado- lo prometo.

-Bien Belcebú, pero deja de mirarme así.

-¿Te molesta? -sonrió burlón.

«Sí, si me molesta porque me hace querer de dejar de ser tan mala contigo» regañe a mi mente por ser tan obvia.

-Mejor cállate y dime el plan -mire por la ventana viendo los árboles pasar.

-Nos esconderemos en algunos arbustos, luego que pasen algunos minutos nos moveremos por las sombras para evitar ser vistos, mientras caminamos observaremos las posibles salidas en caso de emergencia, y si es posible tratare de sentir en qué lugar de esa mansión tiene mi corona -explico.

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora