𝐀𝐝𝐢𝐨́𝐬 𝐨𝐜𝐞́𝐚𝐧𝐨

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— No llores, Xiao Zhēnzhū, volveremos al mar la siguiente semana.


Las raíces platinadas de su cabello resaltaban contra la piel enrojecida e inflamada del rostro de Pequeña perla. ¿Por qué la vida no dejaba de dar vueltas como en un circulo vicioso? Lo odiaba. Ella que era pequeña e insignificante, debía aprender a vivir sin gastar lágrimas; convertirse en una perla fuerte era un proceso lleno de sacrificios y vueltas que jamás imaginó.

Después de haber vuelto a escuchar como las olas chocaban contra la costa y sentido en su rostro la brisa salada que traía el océano, todo lo que deseaba era permanecer alli. Pero Prim y Elliot eran demasiado mayores para un recorrido de tres horas — entre ida y regreso — a la escuela más cercana.

Entonces todo lo que pudieron hacer fue comprar un pequeño departamento cerca del centro de Linkon city y buscar una escuela acorde a las necesidades de Xiao Zhēnzhū — como había comenzado a llamarle Prim — que iba algo atrasada con los contenidos en relación a su edad.

Elliot se acercó a la orilla de la playa, tomándola entre sus brazos porque la pequeña lloraba desconsolada, sus párpados enrojecidos e hinchados y hombros temblorosos por la respiración irregular demostraban su alto nivel de ansiedad y estrés. Era solo una niña apegada a lo único que recordaba, pensó.

Ese fue el primer abrazo sincero que recibió de un adulto, fue su primer recuerdo reconfortante de esa familia que constaba de tres desconocidos intentando conocerse.

Nota de autor:

Un funny fact es que aunque el nombre de Pequeña Perla haya cambiado, sigue significando exactamente lo mismo. A partir de este punto, alternaré el nombre entre "Perla" y "Zhēnzhū".

𝐏𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐚 𝐏𝐞𝐫𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora