𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 4

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Una dulce melodía resonaba en los pasillos de la biblioteca, eran casi las 7, a esta hora casi nadie venía, y cuando se dice casi nadie no se incluía a Tywin Lannister, pero cómo "podría" saberlo Aerea, estaba claro que sus técnicas para acercarse a Tywin habían aumentado, al principio solo lo mantenía a distancia para que se profundizar a su impresión de ella, luego habló con él como amigo de uno de sus mejores amigos de su hermano, estaba claro que ella podía sentir la mirada fijamente puesta en ella, pero no era suficiente.

Hizo galletas de chispas de chocolate, un insumo qué casi no se comía en ese lugar por el sabor agria que tenía sin agregarle azúcar, fue una novedad, pero en el momento en el que entregó las galletas a su hermano, su primo y Tywin, la dulce sonrisa en su rostro casi se desvanece al ver que su preferencia solo había subido 2 puntos.

Exacto solo DOS puntos, en total de los 60 puntos que tenía hasta ahora solo subió 2 puntos.

Este es el legendario cuello de botella, pero el problema ahora era como salir de eso.

Pues fácil en este caso mencionó deliberadamente la desafortunada prima de Tywin frente a su madre y casualmente ella estaba dentro de las candidatas a damas de compañía de su hermana, y así fue como Joanna Lannister fue elegida.

Pero luego sería tiempo para eso, ahora tenía que subir un poco más la favorabilidad de Tywin.

Buscando entre las estanterías encontró finalmente la sección de poemas, versos y canciones.

Tywin desde hace un tiempo escuchó la llegada de Aérea e inconscientemente una sonrisa adorno su rostro comúnmente serio.

Lentamente y casi sin hacer ruido se acercó a donde estaba ella.

Aerea muy consciente de sus movimientos se subió a una de las escaleras para sacar un libro al azar de la estantería, sacó uno de poemas que estaba muy atascado, sabía que hacer a continuación.

Con un movimiento brusco sacó el libro causando que su centro de gravedad se tambaleara y cayera al suelo, pero fue rápidamente atrapa por Tywin mucho antes de que tocara el piso.

Bingo!

Hiraeth festejaba por dentro, pero por fuera solo mostró una mirada asustada, esos ojos violetas ahora estaban vidriosos con rastros de lágrimas en las esquinas llenos de miedo, dándole un impacto aún más lamentable.

-¿Estas bien?- pregunto preocupado

-Yo.. Yo si gracias Tywin.

-Ahhh eso es bueno, la siguiente vez no subas muy arriba si no estás acompañada de alguien-aconsejo con cuidado mientras la dejaba en el piso

-Lo haré-respondió decidida.

Ahora acaba de obtener una nueva oportunidad para subir su preferencia, cosa que corroboro al ver que habían subido 3 puntos ahora tenía 65 puntos y contacto los que subiría mañana al darle un regalo "especial" como agradecimiento serían más.

Vivan los puntos!!!

-¿Te gusta ese tipo de lectura?-preguntó Tywin curioso intentando entablar una conversación.

-Bueno... no lo leo muy a menudo, pero me encantan algunos de sus poemas-respondió sonriendo, a Tywin le gustaba su sonrisa, pues hacían que sus ojos se vieran más brillantes de lo que ya eran.

Recordó que tenía una continuación de ese autor, pero en la biblioteca no lo había visto, le pediría a su hermana que se lo mandase en su siguiente carta.

Así comenzaron a caminar, Tywin como escolta hasta las habitaciones de Aerea siempre unos escasos centímetros de ella, le gustaba el olor de su perfume, su rostro de felicidad al oír que él entendía cada una de sus frases, su risa, por los 7 su risa era como una melodía tan suave y delicada que se vio embrujado por un instante, algo vergonzoso, pues con otros mantenía una apariencia seria y serena, muchos decían que su padre, el León Sonriente de la Roca había absorbido por completo la sonrisa de su hijo, pues su hijo era tan serio que no parecía alguien de su edad.

Claro estúpidos rumores, pensó Tywin, solo gente ignorante y de baja cuna creería algo así.

Lo que no sabía Tywin fue que cada sonrisa, cada paso que daba Aerea, cada movimiento , cada expresión, fue minuciosamente entrenada por ella misma para alcanzar la perfección.

Caminar como si te deslizaras, sonreír con delicadeza, incluso su risa fue practicada, para que no parecía una mujer de mercado, sus movimientos al caminar, las expresiones de gentileza, en especial aquellas sonrisas que tenían que volver creyente a cualquiera que lo vea.

Al llegar a la puerta de la princesa, ella cambió de expresión a una de angustia y duda.

-Tywin tu siempre estas en la biblioteca a esas horas?-pregunto con duda

-Bueno la mayoría del tiempo estoy en el campo de entrenamiento, pero si, siempre estoy ahí a esa hora-respondió con una fugaz sonrisa

Al oír la respuesta de Tywin la sonrisa de Aerea se amplió.

-¿Puedo... ¿Puedo acompañarte a esa hora?-pregunto indecisa y sonrojada con una mirada tan dulce que los latidos de Tywin comenzaron a acelerarse.

-Claro-respondió sin dudar-Siempre eres bienvenida.

-Bien-sonrió un tanto casi aliviada y con un sonrojo aun mas notorio.

-Que tengas buena noche Aerea.

-Gracias, que tú también las tengas Tywin.

El ambiente era tan empalagoso que se volvió un buen paisaje para Steffon, Aerys y Rhaella, algo que recordarán incluso cuando varios lazos se rompan y recuerden sus preciados años de juventud.

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⏰ Última actualización: Apr 16 ⏰

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