—Minji...
—¿Qué pasa?
—¿Sigues enojada conmigo?
Minji no contestó enseguida, parecía estar pensando su respuesta.
—¿Por qué preguntas eso? —dijo en cambio.
Haerin se enderezó envuelta en las sábanas, con el cabello revuelto luego de despertar, y observó la espalda color canela de Minji, notando los pequeños rasguños que le hizo. Recordar lo que hicieron la noche anterior puso sus mejillas coloradas.
—Porque... tus ojos me lo están diciendo —respondió en voz baja.
Minji dejó caer los hombros, cansada, mientras se volteaba a ver a su novia con una mirada suave.
—Rin —le dijo sin acusación en su voz—, me has mentido por casi cinco meses —la menor mordió su labio inferior, culpable—. No sólo has ocultado el hecho de que tu hermana está enferma con cáncer, sino que también apenas sé algo de ti y siempre me has esquivado. Y, sumando a eso...
No sé de dónde saliste, cómo conociste a mi madre, no sé quién eres.
Pero su voz se fue apagando lentamente, sin saber si sacar a colación ese tema cuando la hermana de Haerin estaba en el hospital, cuando la chica la estaba mirando como si estuviera a punto de romper a llorar.
A Minji le rompía el corazón que Haerin llorara, porque se había acostumbrado demasiado a verla sonriendo siempre.
Haerin no debía llorar nunca, jamás en la vida.
—Yo... Lo siento, Minji —balbuceó acercándose con timidez—, es... es so-sólo que... tengo miedo... porque te quiero.
Minji la observó, asintiendo, pero no respondió, sus labios permanecieron cerrados.
Haerin no quería ver lástima en sus ojos, así que siguió hablando para reprimir esa angustia creciente en su corazón.
—Mamá nos abandonó cuando teníamos cinco años, desde entonces papá se hizo cargo de Eunsoo y de mí —barboteó con rapidez—. Fue un buen hombre, hizo lo que pudo con nosotras cuando pudo habernos dejado y trató de darnos lo mejor siempre. Murió cuando yo tenía quince años de cáncer al pulmón, tenía un maldito vicio con el cigarro que terminó pasándole la cuenta, y no sólo a él, sino que también a... a Eunsoo —Haerin abrazó a Minji por la espalda—. Ella nunca ha tocado un cigarrillo en su vida, pero papá fumaba tantos que... que...
—Que terminó enferma también —finalizó de decir Minji suspirando.
Haerin asintió en silencio, aferrándose a su novia con desespero.
—Si... si le cuento a alguien, todo se hace más real, Minji —contestó, desolada—. No quería que sintieras lástima por mí.
Minji se recostó en la cama, cerrando sus ojos, permitiendo que el cuerpo de Haerin se acurrucara a su lado, la abrazara temblando.
—Jamás tendría lástima por ti, Rinnie —respondió acariciándole el cabello—. Pero sigo enojada —apretó el puente de su nariz—. Me has tratado como si te diera asco lo que tenemos.
—¿Y qué tenemos? —preguntó Haerin en voz baja.
Los ojos oscuros de Minji se abrieron, fijándose en ella.
—Tenemos algo y eso es suficiente —replicó—. Hae, no soy una persona cariñosa, no soy una persona que demuestre lo que siento, no soy una chica romántica y definitivamente no soy una chica de piel que adore estar todo el día diciendo cursilerías —Haerin bajó la vista—, pero si no te quisiera, Haerin, ¿crees que me preocuparía por ti? ¿Crees que seguiría con lo nuestro? —bajó la voz—. ¿Crees que te habría hecho el amor, Rinnie?
Haerin negó con la cabeza, dándole un pequeño beso en la mejilla, tratando de detener los latidos de su corazón.
—¿Podrías decirlo, osito? —le pidió en voz baja.
—¿Qué cosa?
Haerin tragó saliva.
—Que me quieres.
Minji la miró, dándole un beso en la nariz.
—Algún día, Rin, algún día.
Haerin temió que ese día no llegara nunca.
¡Gracias por leer!
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novia de alquiler; catnipz
RomanceKim Minji odia las cosas del amor, y sobre todo, las novias. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan amargada, así que decide "alquilar" a una chica con una preciosa sonrisa, Kang Haerin, para que sea la novia de...