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Jimin caminaba por los pasillos de la preparatoria buscando a Yoongi, desde la mañana que este le estaba evitando, cada vez que se acercaba, el omega lo ignoraba o le decía que no quería hablar con él, que no le interesaba lo que tenga que decir.

El alfa estaba realmente desesperado, no sabía como decirle a Yoongi, que, aunque si sabía de la apuesta, él jamás lo aceptó. Primero, porque no es de esos alfas y segundo porque lo ama, porque lo que siente si es real.

Era la hora de salida y pensándolo mejor, quizás su hadita ya se este dirigiendo a su casa, y que mejor momento para que puedan hablar que esperarlo en su casa, ahí no podía evitarlo. Así que fue hasta su auto, para poder dirigirse al departamento de Yoongi.

Cuando llegó, le preguntó al encargado por Yoongi, para su suerte el omega todavía no llegaba, así que entró a su auto a esperarlo.

Diez minutos después vio a Yoongi caminar tranquilamente por la acera. Antes de que entrara por la puerta de cristal, le tomó del brazo. Quizás se este ganado su desprecio, pero haría lo que fuera para explicarle las cosas.

— hadita

— ¡que te pasa! ¡sueltame!

— no, hasta que me escuches

— escucharte decirme que cosas, ¿mentiras? — intentaba safarse el agarre, pero era inútil — no gracias, ya me engañaste lo suficiente.

— no Yoon, yo jamas te mentí, todo lo que te decía eran verdades, tu me gustas, estoy enamorado de ti.

— te dije que no necesito más explicaciones, no me importa lo que tengas que decir.

— por favor hadita, créeme, te amo

— ¿me amas? Deja de finjir, Park — lentamente sintió como el alfa alojaba su agarre — si me amaras, hubieras sido sincero conmigo.

— ¡lo fui! Desde que te conocí, lo único que hacía era ser sincero contigo, quizás fue un error no haberte hablado sobre la apuesta, pero te juro que aunque si me lo propusieron, yo no acepte.

— ya basta, quiero que te vayas, no me vuelvas a buscar, no me vuelvas a hablar, has como si nunca nos hubiéramos conocido.

— ¿por qué no puedes creerme?

— no fácil creer algo del que todo el mundo habla, todos se burlan de mi y no por ser un nerd cuatro ojos, sino por haber sido el juguete del badboy Park Jimin — trataba de mantener la calma, no quería que lo viera llorar — ¡dime como crees que me siento!¡que me miren como si fuera un bufón!

— voy a hablar con cada uno de ellos si eso quieres, les haré entender que mi amor por ti es real.

— no es necesario, si es verdad o mentira, las cosas ya están hechas. Ahora solo quiero que me dejes en paz

— por favor, no — lo abrazó, a ese punto ya no puedo evitar retener sus lagrimas — no me separes de ti, en serio te amo — le tomó del rostro y le dio un beso

Yoongi sintió el beso, tenia ganas de abrazarlo, profundizar el ósculo, decirle que quizás él también se estaba enamorando, pero su orgullo podía más que sus sentimientos.

— tu también me quieres ¿verdad? Ese beso me lo confirma.

— no, no te quiero — le dijo dándose media vuelta, caminó hasta tu edificio, al entrar al ascensor, no pudo retener más las lágrimas, Jimin era su destinado y fue duro para él decirle que no lo quería. Porque aunque al principio era reacio a eso, con el pasar de los días, el sentimiento hacia el alfa se incrementaba.

Jimin lloraba desconsoladamente, su almohada era el medio para albergar las lagrimas que caían sin parar de sus orbes

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Jimin lloraba desconsoladamente, su almohada era el medio para albergar las lagrimas que caían sin parar de sus orbes.

Su madre intentó por todos los medios tratar de tranquilizarlo, pero nada funcionaba, desde que llegó de la preparatoria, no quería salir de su habitación. Sólo estaba recostado en su cama abrazando la caja de chocolates que se negaba a comer porque lo quería como recuerdo, ya que era el primer regalo que le dio Yoongi.

— cachorro — se sentó en la orilla de cama

— que hago mamá, ya lo perdí — siguió llorando

— mi niño, no debes de darte por vencido.

— que más puedo hacer, él no quiere escucharme y no me cree, ¿por qué tuvo que pasar esto?

— la vida no es color de rosa, siempre habrá obstáculos, pero ¿sabes que es lo bueno? — limpió las lágrimas de su hijo — que se pueden superar, ¿amas a Yoongi?

— si mamá, yo lo amo mucho, quiero una vida a su lado, quiero que sea el papá de mis futuros cachorritos

— entonces, no te rindas, después de una tormenta, siempre llega la calma.

— ¿cuando tiempo tiene que pasar? No me gusta esta tormenta

— no mucho, cariño, te prometo que pronto todo se solucionará.

La señora Park se recostó junto a su hijo y lo abrazó, Jimin como un niño pequeño se acurrucó en los brazos de su madre quien le arrullaba como cuando era apenas un cachorro.

Su madre nunca le mentiría así que si ella le decía que todo se iba a solucionar, era porque así sería, solo esperaba que no fuera en mucho tiempo.

MI OMEGA REBELDE.〔Jimsu〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora