Hyunlix | One Shots (Lixjin)

Flores

Autora: Sandra M.P.
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[SMUT] [+18]

12 DE DICIEMBRE

Le estaban siguiendo.

O esa era la sensación que tenía en el cuerpo, como si sintiera una mirada sobre él a cada paso que daba.

O puede que fueran imaginaciones suyas.

Cosas que pasaban por su cabeza saliendo de fiesta a las cinco de la madrugada.

Volviendo a casa alumbrado por un par de farolas y las estrellas, porque no había luna.

Solo.

Tragó saliva cuando un escalofrío le recorrió de la cabeza a los pies y se obligó a tomar una lenta respiración, soltando luego el aire contenido por la boca, despacio y haciendo que el vaho saliera en forma de humo.

"No seas paranoico, Felix, son las cinco de la madrugada, es demasiado tarde incluso para el coco, no tienes nada que temer."

Sin embargo le temblaron las piernas y aceleró un poco, llegando a trotar hasta la puerta de su casa y se peleó con las llaves frente a su portal, fallando un par de intentos a la hora de meter la llave en la cerradura. A la cuarta fue la vencida y entró, dando un portazo a sus espaldas y cerrando a cal y canto con todo lo que su puerta llevaba equipado.

Se rió un poco de sí mismo cuando notó su pulso acelerado y sus constantes temblores, dándose cuenta de lo paranoico y cobarde que estaba siendo el día de hoy, por algún motivo. No era la primera vez que volvía de fiesta a las tantas, y tampoco la primera vez que volvía solo, pero no dejaba de temblar como si la adrenalina no quisiera abandonar su cuerpo.

"La próxima vez le diré a Chan que me acompañe."

13 DE DICIEMBRE

De día las cosas no daban miedo, las figuras en la calle se distinguían, veías a gente en todas partes y el barullo y el ruido eran constantes al ser un pueblecillo bastante animado.

Volvía a casa después del trabajo con un tupper en una bolsa que su madre le había llevado, pues había ido a verle a la tienda de conveniencia en la que trabajaba. Amaba a su madre y los detalles que tenía con él siempre que podía. Por supuesto, él se acercaba a casa a llevarle brownies caseros también de vez en cuando, y es que era de las pocas cosas de las cuales podía presumir, pues su madre era una excelente cocinera.

"Hmm... Amo las alitas de pollo que hace mi madre con todo mi corazón. El próximo día debería preparar unos brownies."

14 DE DICIEMBRE

—Hey, Lixie. —una voz lo llamó nada más entrar por la puerta y hacer tintinear la campanita que indicaba que tenía visita. Un rostro conocido le estaba regalando una sonrisa que no tardó en devolver.

—Hey, Channie. —saludó de vuelta desde detrás del mostrador. —¿Qué haces aquí? Esto te queda un poco lejos. —dijo. Lejos de no querer ver a su amigo, pues siempre era agradable verle, sí que le extrañaba que se encontrara precisamente en la otra punta de la ciudad frecuentando aquel local.

—Ya. —se rascó la nuca. —Verás, venía porque necesito que me eches un cable. —comentó, y fue entonces cuando las cejas del rubio se fueron frunciendo levemente. Por supuesto, debió suponer que no se trataba de una visita inocente. —No hace falta que digas que sí. —añadió rápidamente. —Y además, quería verte. Siempre tengo ganas de verte. —se sonrojó un poco. A pesar de los constantes coqueteos por parte de ambos, ninguno de los dos se animaba a dar un paso en falso que pudiera suponer la pérdida de una amistad de más de doce años, por mucho que los sentimientos fueran mutuos. —Es el cumpleaños de Minho este viernes y... —Felix soltó un pequeño suspiro sabiendo perfectamente a dónde iban a parar los tiros, y antes de que terminara la oración lo cortó.