Capítulo 12: La petición de Porsche.

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Se siente bien estar en el bosque de la mansión de Vegas. En los últimos días, esto es lo único que parece sentirse bien. Mis patas corren sobre la hierba conocida y me siento libre. Es más fácil ser un lobo ahora, quisiera quedarme así por siempre.

He pasado al menos tres días sin volver a mi forma humana y sé que Khun está preocupado, pero no quiero volver a ser yo. Cuando eres lobo todo es más sencillo porque tus emociones no son tan complejas en mi pecho solo hay azul, un azul enorme y profundo que parece no tener final. Un azul infinito del que parece no podré salir nunca. Pero soy un lobo. Soy rápido.

Juego a perseguir a las ardillas, no quiero hacerles daño, pero ellas corren y me llevan por caminos que mis patas habían olvidado. Es tan sencillo ser un lobo. Quiero seguir siendo un lobo hasta que tengamos que volver a la ciudad o hasta que tengamos que visitar a otro Alfa que me deseará feliz cumpleaños y que me dirá cuánto he crecido y que día a día me parezco más a mi padre.

Los Alfas son amables y hablan conmigo de igual a igual. Eso me hace sentir bien porque ahora creen que seré capaz de dirigirlos, no sabía que se sentiría tan bien que los adultos a mi alrededor me tomaran en serio por primera vez. Los otros Alfa nos contaron sus preocupaciones a Vegas y a mí y yo los escuché y hasta me atreví a dar mi opinión. Los otros Alfa dicen que soy inteligente y agudo y Vegas me miró con orgullo porque más de un lobo líder le dijo eso acerca de mí.

Por primera vez en casi dieciocho años me siento apto para mi misión. Es bueno saber que los lobos confían en mí, que he podido demostrarles que estoy aprendiendo y que algún día seré tan bueno dirigiéndolos a todos como lo ha hecho mi primo o como lo hicieron mi padre y mi abuelo. Al menos esto puedo hacerlo bien. Al menos podré cumplir con lo que se espera de mí, aunque, si soy sincero, el saberme por el buen camino en mi destino como el Alfa de todos no ha podido cerrar la herida en mi corazón que supura veneno cada vez que me atrevo a pensar en eso que la causó.

Nadie me hace muchas preguntas al respecto, algo que agradezco de forma total. Khun no mencionó absolutamente nada a pesar de que llegué a casa al día siguiente después de haber llorado por horas y horas mientras Saifah me prometía que todo estaría bien, que todo pasaría, que el dolor no me mataría. Kinn y Porsche se han mantenido silenciosos, aunque no sé si es porque están cumpliendo con una misión en una de las aldeas del norte, de hecho, los veremos esta noche para escuchar el reporte de los dos. Y bueno, antes de venir aquí hice mi mejor esfuerzo por mantenerme alejado de todo el mundo así que no me despedí de Chay, no tenía sentido hacerlo y no me sorprendió para nada que no viniera con nosotros porque, bueno, tiene una cita a la cual asistir.

Al pensar en él mi corazón se parte por la mitad y me escucho gemir de dolor aun en mi forma lobuna. A pesar de que el dolor no es paralizante ni tan terrible como cuando soy humano, no puedo evitar sentirme adolorido así que me dejo caer sobre la hierba fresca. Mi corazón sigue enviando oleadas de azul, azul, azul hacia la manada, sé que ellos pueden sentirlo, sé que es por eso por lo que no me preguntan nada.

Puedes evitar contarles a las personas lo que te sucede con demasiadas palabras, pero ellos siempre saben cuándo te sientes consumido por la tristeza que es azul, y también cuando todo vuelve a su lugar y te pintas de verde, verde, verde.

Ahora mismo me parece imposible volver a tener un corazón completo, no sé cómo sanarlo, no sé si dejará de doler. Aún no me atrevo a preguntarle a Khun qué es lo que pasa cuando tu compañero o la persona que tú creíste tu compañero rechaza su lazo contigo, nadie sabe acerca de una historia así, por lo regular los lobos solo afrontan el dolor que yo siento cuando su compañero o compañera mueren. Nuestro amor, nuestro lazo con la persona que amamos más que a otra en el universo es mil veces más intenso y profundo que el lazo de un humano y por lo mismo duele mil veces más cuando se va de ti.

La Canción del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora