Nueve.

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Su cuerpo ardía por dentro de mil maneras, cada una más desagradable que la otra

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Su cuerpo ardía por dentro de mil maneras, cada una más desagradable que la otra.

Deseaba morir.

¿Por qué no lo dejaban en paz? No lo entendía.

—Vil du ha det? Kom og hent det! —una voz diferente, ligeramente gruesa, pero agradable, inundaba sus oídos.

Lo siguiente que sucedió fue la extraña sensación de sentir como sus pies eran jalados y era arrastrado por la nieve con una velocidad impresionante. Por tanto, no tuvo más remedio que obligarse a abrir los ojos, observando el caos a su alrededor con dolor. 

El cielo entero parecía estar incendiado y él ni enterado.

—¡ALT!—el grito de Cellbit lo llamaba a la lejanía, parecía agitado.— ¡DEJA DE SER UN COBARDE Y PELEA! 

Parpadeó con incredulidad, sin retirar la vista de cielo, ardiendo en llamas en rojo, ardiente, tan vibrante... Ni siquiera le importaba escuchar al vikingo causante de su sufrimiento. 

Simplemente, se dejaba arrastrar por el enemigo como si de un saco de papas se tratase.

—¡TODA MI GENTE ESTÁ MUERTA POR TU CULPA! 

Sus dedos se encajaron en la helada nieve, frenando ligeramente el avance del enemigo. 

—¿Qué?—un murmuro salió de sus labios. 

A pesar de su débil estado debido a la paliza que le propinaron momentos atrás, decidió resistirte ligeramente para escuchar la enorme cantidad de patrañas y mentiras que estaba diciendo el imbécil de Cellbit. 

Un breve silencio se hizo presente en el ambiente. 

Al menos, el silencio era exterior. Porque en su interior no había otra cosa más que gritos llenos, repulsión y coraje. 

—Quítame las manos de encima, bastardo.—las palabras salieron de su boca sin haberse procesado dos veces. Ni siquiera le dio tiempo al muchacho tan alto de reaccionar, pateándolo directamente en las costillas para desestabilizarlo. 

Tan pronto como estuvo libre se puso de pie con dificultad y se dignó a darle la cara a todo el ambiente. 

Era peor de lo que pensaba. 

El único que quedaba de "pie" era un Cellbit muy malherido, apenas con fuerza para mantenerse en esa posición. Profundas heridas sangrantes adornaban su piel, incrustadas de una forma magistral debido a los numerosos filos de cuchillos que se postraban aún dentro del cuerpo ajeno. 

Podía sentir la profunda pena de Cellbit, ese dolor de manera indescriptible como una sensación nada agradable recorriendo su cuerpo. 

No podía entender como algo así había ocurrido. Ni siquiera pensaba en cuanto tiempo había estado inconsciente para que aquello fuera posible. 

𝑭𝒐𝒓𝒔𝒂𝒌𝒆𝒏 ן 𝑮𝒖𝒂𝒑𝒐𝒅𝒖𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora