25 - El peligro que acecha en la oscuridad (continuación)

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Comenzó a luchar por su vida tratando de zafar las manos de su primo que aprisionaban su cuello pero no tuvo éxito. Estiró las manos en un intento deseperado por lograr que la soltara y arañó su rostro, aunque la sangre salía de los cortes, él ni siquiera se inmutó. Su cara se veía aun mas diabólica con las marcas rojas mientras seguía apretando sin piedad. Ya casi podía sentir la falta total de oxígeno mientras sus ojos lagrimeaban nublando su visión. Pronto perdería el conocimiento y todo acabaría.

- Cómo pudiste hacer algo así??!!! – gritó Ellies con su juicio totalmente nublado por la ira y los celos apretando las manos aún más fuerte en torno a su cuello. Aylah perdió las fuerzas por completo y sus brazos cayeron colgando a ambos lados de su cuerpo.


No podía morir aquí, no así. Un extraño calor comenzó a ebullir de repente y a extenderse por todo su cuerpo. Se sentía como si en vez de sangre, agua hirviendo corriera por sus venas. Le dolía, dolía demasiado y no sabía cual era peor, las manos estrangulándola o la sensación de estarse quemando por dentro.

Ellies la soltó de repente sorprendido mientrashacía una mueca de dolor y miraba sus manos como si se hubiera quemado confuego, como si algo le hubiera hecho daño. Aylah se desplomó en el suelotosiendo descontroladamente mientras el aire volvía a sus pulmones de manera abrupta.Temblaba, convulsionando sin control.

Él se quedó paralizado ante lo que veía y luego el pánico se dibujó en su cara al verla convulsionar de manera tan violenta. Era como si despertara de repente de ese estado de ira que lo dominaba, como si la cordura volviera a sus sentidos, mostrándole la locura que casi acababa de cometer. Su cara cambió de improvisto a una profunda preocupación. Aún confundido sacó unas llaves de su bolsillo y abrió la puerta.

- ¡Busca un sanador! ¡Rápido!– le gritó con urgencia a la sirvienta que custodiaba la puerta bajo sus órdenesque salió corriendo a toda velocidad.

Se agachó al lado de Aylah e intento cargarla para llevarla a la cama. Pero apenas la tocó tuvo que alejarse nuevamente, ella seguía poniéndose aún más caliente. El sanador entró de repente y se quedó paralizado mirando la escena confundido. Aylah yacía en el suelo, en la blancura de su piel podía verse claramente las marcas rojas que ya se estaban tornando moradas en torno a su cuello. Las convulsiones se habían detenido pero sudaba mucho y respiraba entrecortadamente con los ojos entrecerrados, se veía que estaba muy adolorida. Ellies por su parte tenia varios arañazos en su cara, cuello y manos. Le faltaba un botón en la parte superior de su camisa y su cabello estaba despeinado.

Sin hablar se acercó a la joven y la examinó, su temperatura estaba por los cielos incluso por encima de lo que un cuerpo humano podría soportar, esto era muy malo. Se movió con tremenda rapidez quitándose la capa y envolviéndola con ella. Sin perder ni un minuto, la cargó y la llevó hasta el baño. La metió en la tina y abrió la llave haciendo que el agua comenzara a llenarla. Metió su mano en el agua y una fina escarcha comenzó a cubrir la parte externa de la tina. La respiración de Aylah comenzó a calmarse mientras el agua comenzaba a enfriar lentamente su cuerpo. No tenía fuerzas para moverse y consideró que sería mejor ni siquiera intentarlo. Había estado demasiado cerca de morir y quería recuperar el aliento al menos por un leve momento.

- ¿Va a estar bien? – preguntó Ellies de repente

¿En serio se estaba preocupando por ella, después de casi matarla? Pensaba Aylah de manera irónica. Este hombre definitivamente tenía algo mal en su cabeza.

- Solo debe permanecer ahí hasta que su temperatura baje, entonces le haré un examen más profundo para averiguar que fue lo que provocó que su temperatura subiera así – dijo el hombre con voz seria

- Eso no será necesario – dijo Ellies fríamente con un tono amenazante en su voz - ¿Viste algo? – preguntó lanzándole al sanador una mirada asesina

- No sé de que me habla, mi señor – dijo el sanador con suavidad aunque se podía sentir una nota de resentimiento en su voz

- Exactamente a eso me refiero – dijo Ellies con peligrosa voz – no quiero ver ni una marca en su cuerpo mañana – añadió mientras salía del lugar

El sanador chasqueó la lengua de manera desaprobatoria mientras se acercaba a Aylah. Puso la mano en su frente y ella pudo sentir la agradable corriente de mana recorriendo su cuerpo.

- Todo va a estar bien – fue lo último que le escuchó decir con voz suave


Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora