capítulo 4: Humillación

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Theon jalaba las cadenas que aprisionaban sus manos, sintiendo cómo los grilletes mordían su piel. El mecanismo era extraño: tiraba de un lado y luego del otro, y su brazo se veía arrastrado hacia atrás. Quizás Ramsay había diseñado esa tortura para mantenerlo lo suficientemente quieto, o tal vez solo para su propio deleite retorcido. Diez días habían transcurrido desde que Theon había sido encerrado en esta oscuridad asfixiante. A veces, el llanto de su hijo, Domeric, llegaba hasta él. Para los guardias, ese llanto era molesto, pero para Theon, era una señal de vida, una prueba de que su hijo tenía pulmones fuertes y saludables.

"Domeric" susurró Theon con el aliento caliente.

La razón de su encierro fue que unos días después del nacimiento de Domeric, cuando Ramsay estaba a su lado, Theon estaba en la cama con fiebre y despertó al escuchar una conversación entre Ramsay y un maestre. "¿Cuándo se recuperará?" preguntó Ramsay con su voz fría y cruel. "Quiero tener más hijos para asegurar mi descendencia". Sin pensarlo, Theon respondió: "Que los dioses no lo permitan". Sus palabras salieron como un susurro, pero Ramsay las escuchó.

El señor de Invernalia se detuvo en seco, sus ojos azules perforando a Theon. "¿Qué dijiste, Reek?" gruñó. "¿Acaso te atreves a contradecirme?"

Theon tragó saliva, temiendo la ira de Ramsay. "Lo siento, mi señor", balbuceó. "No quise ofender". Pero Ramsay no estaba satisfecho. Lo llamó mentiroso y lo acusó de no amar a su propio hijo. "Eres patético, Reek", escupió Ramsay.

El castigo fue inmediato. Ramsay ordenó que encerraran a Theon en un rincón oscuro, donde las cadenas se apretaron aún más.

La fiebre lo había debilitado. Theon aún llevaba los abrigos que le proporcionaban algo de calor, pero el calabozo era implacablemente frío. El nacimiento de Dominic había dejado su cuerpo exhausto. Antes, Theon había sido un alfa, pero ahora, como omega, su organismo se adaptaba a los cambios. Había dado a luz a un hijo, y eso era una carga demasiado pesada para su cuerpo.

Theon se retorció, sintiendo cómo la esperanza se desvanecía. Pero entonces, Ramsay apareció en la entrada del calabozo, una antorcha en la mano. La luz iluminó su rostro demacrado y sus ojos enloquecidos.

"Aquí está mi Reek mentiroso", dijo Ramsay mientras se acercaba a Theon, quien estaba arrodillado e intentaba arrastrarse hacia el alfa, pero las cadenas no se lo permitieron.

"Mi señor, han pasado días sin verlo", continuó Theon intentando acercarse a Ramsay, quien se rió por su desesperación y se agachó para agarrar a Theon por su delicada mandíbula.

Theon miró fijamente a Ramsay y dijo: "Mi señor, quiero pedirle algo". Ramsay miró sus labios y los acarició con una sonrisa.

"¿Crees que puedes pedir algo, Reek?" dijo Ramsay, agachándose para agarrar a Theon por su delicada mandíbula. "¿Qué obtengo yo al darte algo que no mereces? Me mentiste, Reek. Y no amas a mi hijo, el pequeño Domeric, fruto de mis esfuerzos y tus debilidades.

Theon miró fijamente a Ramsay.

Con sus dedos temblando toco las botas de Ramsay. "Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para estar a su lado y cuidar de su hijo".

Ramsay acarició los labios de Theon con una sonrisa retorcida.

"¿Y qué me darás a cambio, Reek?". preguntó Ramsay, sus ojos grises brillando con malicia. "¿Qué ofreces para ganarte mi favor? ¿Un gesto, una promesa? ¿O quizás algo más... interesante?".

Theon tragó saliva, sintiendo el frío del suelo contra sus rodillas. Sabía a qué se refería Ramsay. Había noches en las que Ramsay lo tomaba en cualquier rincón oscuro, donde las sombras ocultaban sus pecados y los gemidos se mezclaban con el eco de sus nombres.

El Vínculo Forjado en el Dolor [Thramsey] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora