Una última confesión PT. 2

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Llevar a Shouyo a la estación fue igual de agridulce, apenas habían dormido lo suficiente para levantarse y empacar las cosas del pelinaranja, Kenma lo ayudó a buscar las cosas esparcidas por toda la casa y con cada cosa que encontró en su camino pensó en cómo serían las cosas si ellos decidieran vivir juntos. Las cosas de Shouyo estarían por todos lados dejando el rastro vivo de su presencia, algo tan banal como su cepillo de dientes junto al suyo le daba una imagen cursi de ambos compartiendo su casa, en convertirla de ambos.

Sacudió la línea de pensamientos, ya no importaba, Shouyo se iba.

Y Kenma se quedaría en Tokyo.

Aun así, eso no le impidió abrazar a Shouyo en la estación de trenes, ignorando las miradas curiosas de la gente. Por primera vez no le importó lo que la gente podría opinar sobre ellos, y si algunos les molestaba a Kenma realmente no le importaba. Su abrazo dio por terminado cuando el tren de Shouyo fue anunciado, con mucho pesar se separaron y el pelinaranja le ofreció una sonrisa acuosa pero honesta.

-Te escribiré... para decirte cuando me iré, espero verte ahí.

Kenma se limita a asentir sintiendo el nudo en su garganta crecer. Era claro que aún no se estaba yendo, aún quedaban días por venir, pero verlo subir al tren era la consolidación de su ruptura y con ello los arrepentimientos amenazaban con asomarse.

[...]

Los días avanzaron y Shouyo seguía escribiéndole por mensaje en cada tiempo libre, Kenma generalmente los contestaba al instante, casi pareciera que todo seguía normal. Las transmisiones de Kodzuken comenzaban a tomar más atención y cada día su audiencia crecía, al principio fue abrumador pero era la distracción que necesitaba.

Y Kuroo lo notó, por lo que ahora se encontraba en la entrada de su casa junto a Akaashi, y por respeto al segundo mencionado Kenma no le cerró la puerta en sus caras.

-Yo también me alegro de verte, Kenma -saluda Akaashi entrando a la casa con vasos de café en las manos. El teñido no dice nada hasta que Akaashi esté un poco lejos de ellos.

-¿No se supone que ya no hablaban? -susurra en regaño mirando a su amigo- ¿Qué pasa con Tsukishima? ¿Sabe que estás aquí con él?

-Oye, relájate -calma su amigo colocando sus manos sobre los hombros de Kenma-, quizás Tsukki no sepa que estamos ambos aquí, pero sí sabe que me hablo con Akaashi.

Kenma lo mira confundido, pero suelta un suspiro cansado sabiendo que meterse en la vida amorosa de Kuroo era como entrar en un laberinto del cual encontrar una salida era casi imposible. Aunque siempre trata de aconsejarlo, prefiere no entrometerse.

En respuesta a su silencio, Kuroo lo empuja dentro de la casa hasta la cocina, donde Akaashi ya se encuentra sentado en la encimera esperándolos con los cafés colocados en cada asiento vacío. El teñido mira con sospecha entre ambos sentándose, casi lucía como un gato en alerta.

-Entonces... Tsukki dijo que terminaste con el camarón.

Kenma gime dejando caer su cabeza en la encimera, sabía que no podía ocultarle a su amigo acerca de su ruptura pero quería aplazarlo lo más que pudiera. Nunca nada salía como él lo planeaba.

-Oh, entonces es verdad -murmura Akaashi tomando un sorbo de café, casi parecía divertido por la reacción de Kenma-, no creí que la pareja empalagosa llegara a una decisión tan... difícil.

-Seguramente Kenma tiene la culpa -añade Kuroo apoyándose en la encimera con una sonrisa de comemierda, Kenma quería golpearlo.

-¿Qué están haciendo aquí? -evade el teñido aun escondiendo su rostro con su cabello cayendo como cortina a sus costados.

Maneras De Confesarte || KENHINA || COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora