"When I'm with you, hell feels like heaven"
Sobrevivir a un apocalipsis ya es difícil sin tener que preocuparse de romances adolescentes, pero, ¡oh sorpresa! Ariadne Jones se enamoró de Carl Grimes.
Ahora tiene que sobrevivir el fin del mundo y al b...
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AQUELLA MAÑANA me levanté tarde, a las ocho a.m. para ser exactos.
Cerré la cortina de mi celda, levanté mi ropa tirada del piso, y me la puse. Usualmente esa ropa estaba doblada, era mi trabajo hacerlo después de todo. Pero como me había levantado tarde, y dormía con mi hermana (quien era aún más desorganizada que yo), todo estaba tirado y sucio.
Agarré mi cepillo de dientes y me dirigí al baño para lavarlos rápidamente.
Atrás mío apareció Carl, quien levantó la mano para saludarme, pero la bajó rápidamente al ver hacia afuera por la ventana de la prisión.
Alcé la ceja y volteé a ver.
Conecte miradas con Carl y ambos asentimos, dirigiéndonos hacia el patio para escuchar la conversación entre Rick, Glenn, Maggie, mis papás, y los dos prisioneros que habíamos encontrado anoche.
—...No podemos vivir ahí ni un segundo más—el rubio con bigotes habló.
Nos encontrábamos en la misma posición que ayer, Carl y yo. El hombre repitió lo mismo que habíamos escuchado en secreto.
No quería vivir solo ya que esos cadaveres eran de sus amigos.
Me dió algo de pena. Si estuviera en su lugar, yo tampoco querría vivir en un lugar rodeado de los cuerpos muertos de Carl, Daniela, Glenn, mis papás, etc. Sin embargo, obviamente eso no era algo que los demás consideraran, y supongo que tenían razón; así era el nuevo mundo.
—¿Que hacen?—salté al escuchar la voz de Nick. Estaba tan concentrada en la escena delante mío que no lo sentí venir.
—shhh—Carl colocó el dedo encima de su labio.
—¿Quien... Carl?—Rick junto las cejas—¿Que hacen acá?
—Perdón, nosot...
—Regresen a sus celdas—interrumpió mi papá, señalando a los adentros de la prisión.
—Pero...
—...Nada de "peros". Los encuentro una vez más espiando y una regañada no va ser lo único que recibirán—Alzó la voz.
Los tres regresamos rendidos. A veces se me olvidaba lo duro que podía ser mi papá. A pesar de que se controlaba, muchas veces terminaba comandándonos como si fuéramos otro de sus soldados.
Cuando entramos, esperaba que los tres hagamos algo al respecto. Nick, sin embargo, tenía otros planes y quizo irse rápidamente a su celda.
Carl lo siguió y yo seguí a ambos. Hasta ahora esos dos no se habían llevado muy bien y al ojiazul se le veía más molesto que nunca.
