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Empezaba su juego, era el momento para dejar libres aquellas almas que esperaban encontrar paz, claramente Billy tenía sus motivos y para Stu era suficiente para apoyarlo incondicionalmente.

Sidney en ese instante estaba confusa, bastante débil, recordando que no había comido ni bebido nada por lo que su cuerpo era una simple pluma. 

Pronto comenzaron a moverse, pues el alto acercó una silla al medio del escondite que sería testigo de sus actos, en eso Billy desató a la mujer agónica levantándola con total facilidad y dejándola sobre la silla.

Claro que volvió a amarrarla, aunque solo los pies.

La observaron por unos segundos, Billy tenía el cuchillo en la mano, se movía alrededor de ella mientras Stu estaba atrás atento a cualquier cosa que necesitara.

— Supongo que está de más recordarte por qué, es este tu destino, Sid.— decía Loomis parándose detrás de la chica y asomando el rostro por su oído.

Algo inaudible salió de ella, no tenía ni siquiera fuerza para hablar, pensar algo, sacar algún último intento por conservar su vida.

— Si me quieres matar...sólo, matame, hazlo...tu...— comenzó a hablar pausadamente y con la voz notoriamente agitada.

Billy se mantuvo quieto, suspirando en la oreja de la chica soplando contra esta, divertido de oírla débil.

— A..asqueroso mounstro..— soltaba la castaña tratando de moverse en aquella silla.— ¡Sólo mátame! — gritó apenas sintiendo sus ojos aguarse nuevamente por el destino que estaba por tener.

Billy se rió.

Stu se cruzó de brazos y negó con la cabeza, no le daba ninguna pena.

— Malas palabras Sid.— el bajo hizo una mueca de decepción al oírla, creia que aprovecharía mejor sus últimos instantes.

Le tomó del mentón con la mano guiando su cabeza hacia arriba y con fuerza la inclinó para dejar expuesto su cuello en el cual puso el filo de la cuchilla.

— ¿Crees que es divertido solo cortarte el cuello, Sid? — susurraba cerca de su rostro aún presionando un poco el cuchillo en ella.

— Es mucho más placentero verte perder el color poco a poco, y ver como dejas de hacer ruido tal como Randy agonizó.— finalmente Stu habló con una media sonrisa, alzando y bajando sus hombros restándole importancia a sus palabras.

Sidney ya no podía estar más aterrada, sudaba por el miedo que le causaban, la confesión oída y el cuchillo presionando su traquea, era un escenario digno de una pelicula de terror, en la cual ella no quería morir.

Pero los secretos se pagan caro.

Billy la soltó retumbando ella en aquella silla casi cayéndose pero estando sentada de nuevo, miraba al suelo, perdida, y en ese momento un agudo dolor la inundó.

El bajo había deslizado el filo del cuchillo sobre la puñalada en su hombro haciendo la herida más grande y provocando un sangrado mayor, gemía de dolor  mordiéndose los labios con fuerza.

Pues no quería que se le escapara lo que sabía.

Billy se dió cuenta que aquella chica algo estaba ocultando, era demasiado astuto, sus victimas gritaban e insultaban, no creía que fuese la exepción.

Miró a Stu brevemente y volvió la atención hacia la mujer.

— Sid, sabes, no me gusta la gente que oculta secretos.— Decía el bajo tomando la mano de la chica con la mano izquierda dejando el cuchillo en la derecha.

BORN TO DIE (billy x stu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora