‎‧₊˚✧[ ᴛᴇɴᴇᴍᴏꜱ ᴘᴇᴄᴀꜱ ʟᴏꜱ ᴅᴏꜱ ]✧˚₊‧

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「 ✦ɢᴘ ᴍᴏɴᴀᴄᴏ ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴅᴀᴅ 2021 ✦ 」

Al abrir los ojos, deseé con todas mis fuerzas que todo lo que había pasado fuera solo un mal sueño, una pesadilla de la que pronto despertaría. Pero la realidad se me presentó cruelmente cuando observé las cortinas danzar al compás del viento que entraba por la ventana de mi habitación en Mónaco. Sentí como si un peso se apoderara de mi pecho, recordándome que no podía escapar de lo que había sucedido.

Al girarme, mis ojos se posaron en el desayuno y una nota dejada por Carlos, con sus palabras llenas de ternura y amor. Esa nota me recordó que, a pesar de todo, aún había un rayo de luz en medio de la oscuridad que había invadido mi mundo.

Decidí dirigirme a la sala, donde me había quedado en la casa de Max y Kelly. Al entrar, presencié una escena reconfortante: Kelly jugaba con Penélope, su hija, y con Maya, mi pequeña hija. Verlas juntas, riendo y jugando, me recordó que había belleza y esperanza incluso en los momentos más oscuros.

Suspiré, sintiendo un poco de alivio al verlas así. Aunque mi corazón seguía cargado de dolor y confusión, sabía que tenía que mantenerme fuerte por ellas. Era hora de enfrentar lo que había sucedido y encontrar la manera de seguir adelante, aunque el camino pareciera incierto y difícil.

Con determinación, me uní a ellas en el juego, decidida a dejar atrás el pasado y construir un futuro mejor para mí y para mis seres queridos. Aunque el dolor seguía latente, también había amor y esperanza, y eso era lo que me impulsaba a seguir adelante, un paso a la vez

―Hola, Kat. ¿Cómo estás? Carlos dejó el desayuno en la recámara‖, me dijo Kelly, con una mirada cómplice que me hizo arquear una ceja.

―Kelly, no te preocupes. Solo quiero disfrutar este día con mi hija y sin preocuparme de novios, ex novios o cualquier tipo de hombre, especialmente‖, respondí con una sonrisa, tratando de desviar la conversación.

Me senté en el suelo junto a Kelly y Maya, quien extendió sus bracitos hacia mí para que la cargara. Mientras la levantaba, Kelly no perdió la oportunidad de hacer una pregunta incómoda.

―Entonces, ¿tú y Carlos finalmente se dieron el sí o qué?‖, preguntó con una sonrisa traviesa.

―Si no te lo digo, ¿vas a seguir molestándome toda la tarde, verdad, Kelly?‖, respondí con una risa, sabiendo muy bien lo terca que podía ser.

Kelly asintió mientras jugaba con Penélope, su hija. Después de un momento de silencio, decidí compartir un poco más.

―Sí, Kelly, Carlos y yo finalmente nos dimos el sí. Pero aún así, algo me dice que podría estar haciendo algo mal‖, confesé, sintiendo un ligero nudo en el estómago.

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