Dean me había sacado de allí. Tras curarme las heridas me dejó en la cama para que descansase, pero me avisó que íbamos a hablar sobre esto. Cosa que no me gusto.
Mi padre es un demonio que pretende destruir el infierno para luego crear otro, y también pretende crear una nueva raza de super demonios. Le han puesto precio a mi cabeza y ahora todo el cielo viene a por mí, además de que creo que también viene el infierno o medio de él a por mí. ¿Puede empeorar esto?
Picaron a la puerta. Mierda. ¿Para qué hablaré?
- Claire -era Dean- ¿Puedes salir?
- Voy.
Me levanté de la cama y salí. Estaban todos: Sam, Dean, Cass y Steph. Y el que más cara de cabreo parecía tener era Dean. Perfecto. El más gruñón.
- ¿Te encuentras bien, Claire? -me preguntó Stephanie.
- Sí, Steph -quería retrasar esta conversación, pero la continua mirada de Dean sobre mí me afectaba- ¿Algún problema?
- ¿Algún problema? -repitió Dean- Casi te matan.
- Pero no me mataron.
- Porque llegamos nosotros.
- Tenía la situación bajo control.
- ¿De verdad? -Dean se apartó de la mesa- Cuando llegamos, varios ángeles te estaban pegando en el suelo, ¿a eso lo llamas tú "tener la situación bajo control"?
- Podría haberles matado -me defendí- Pero me faltó tiempo. Además, me pillaron desprevenida, sino, ellos mo me hubiesen llegado a tocar.
- ¿Esa es tu defensa? ¿Te pillaron desprevenida y ya? Pues bien, sino llega a ser por Cass, no hubiesemos llegado a tiempo. Aunque, claro está, sino hubiese por él tampoco hubieses estado allí -Cass se puso cabizbajo.
- Creo que estamos sacando las cosas de quicio, Dean -dijo Sam.
- No, no lo estamos haciendo.
- ¿Algo más que decirme o reprocharme?
- Sí, esto me ha enseñado que esta vida es peligrosa para ti.
- ¿Qué estas diciendo? -tragué saliva.
- Que tú y Stephanie os volvéis a Kansas.
- ¿Qué? ¡No!
- Es lo mejor para vosotras.
- No.
- Esta no es vuestra vida.
- Mi padre es un puto demonio, claro que es mi vida, tarde o temprano eso me hubiese salpicado.
- No, si no hubiese aparecido en tu vida, tú no sabrías nada de tu pasado. Todo ha sido culpa mía, por poner mis sentimientos por delante de mi sentido común -Dean dejó de mirarme a los ojos.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Significa que nunca debí dejar que te subieses al coche.
- Pero lo hiciste -susurré.
- Sí, lo hice -susurró él también. Miré a mi alrededor, no se desde cuando, pero, Dean y yo estábamos solos- Y me arrepiento de haberlo hecho.
No, él no había dicho eso. No ha sido capaz.
- N-n-no es cierto -las lágrimas se apretujaban en mis ojos- Dime que no es verdad, Dean.
Dean se limitó a ladear la cabeza hacia un lado.
- Creo que ya no hay nada más de lo que hablar.
- Dijiste que me querías -Dean se tensó- ¿Era una mentira? -estaba a punto de ponerme a llorar.
- Sí, era una mentira -mi corazón se rompió. Me intenté contener las lágrimas- Creo que deberías de irte ya -su tono frío me estaba matando.
Quería decirle tantas cosas, quería alargar esta conversación, pero, ¿para qué? Él acaba de tomar su decisión, ha dejado las cosas claras. Me quiere fuera de su vida, y no pienso poner más pegas.
- Sí, debería irme.
Mi voz casi se quiebra con esa frase, pero no, no iba a llorar delante de él. Empecé a caminar, cuando pasé por su lado, sentí su olor por última vez. Y me alejé de él.
****
Narrador en 3º persona.
2 días después.
Stephanie había conseguido volver a hacer vida normal. Aunque Sam Winchester todavía rondaba su cabeza, ella intentaba olvidarle. No como Claire. Ella no quiso olvidar nada. No quería pasar página. No quería olvidarle. No después de todo lo que había pasado.
Claire aún lloraba en el sofá de su casa. Stephanie entró sin previo aviso.
- Claire, ¿estás bien?
Ella se limpió las lágrimas rápidamente y se levantó.
- Sí, perfectamente.
- Oye, sé que no es fácil olvidarles, olvidarle -se refería a Dean- Pero, él lo hizo por tu bien.
- ¿Cómo quiere qué yo esté bien haciendome pasar por esto?
- Es un hombre. ¿Qué te esperabas?
El intento de sacarle una sonrisa a su amiga no funcionó.
- Ya no sé que esperaba de él -se levantó- Me voy a dar una vuelta. Quiero ordenar mis pensamientos.
Claire dejó a Stephanie allí y ella se fue a una parte alejada de la ciudad. Se sentó y empezó a llorar como una loca.
- No llores, pequeña Claire.
Ella se levantó y miro de arriba a abajo a Zack.
- Tú otra vez, ¿eh?
- Sí, soy muy persistente.
- Ya lo veo. ¿A qué vienes esta vez?
- Ha llevare conmigo.
- Y una mierda, no pienso ir contigo.
- ¿Sabes cuál es un buen estímulo para tus poderes? -arqueó una ceja- Además de ser una debilidad la cual hace que seais vulnerables ante posesiones demoniacas -Claire no respondía- Un corazón roto, tristeza, rabia, impotencia, todo eso junto hace que seais una presa fácil.
- ¿Qué pretendes?
- Con ayuda de tu corazoncito roto, voy a hacer que abraces tu lado oscuro.
Claire echó a correr, pero Zack se materializó delante suya y la empujó hacia atrás.
- ¡No te acerques! -avisó- ¡Sé kung-fu!
- Mentira.
- Joder, me ha pillado.
- Tranquila. No te dolerá.
Un humo negro salió de la manga de du chaqueta. Claire intentó huir nuevamente, pero de nada sirvió. El humo entró por su garganta, ella intentó resistirse, pero al final, Claire dejó de moverse.