CONÓCEME PARA ENTENDERME

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LUCÍA

—¡Déjame en paz! ¿No entiendes que estoy cansada?

—¡Estarás cansada, pero estás bajo mi techo! Mi casa, mis normas.

—¡Pero es que no paras de insistirme, no paras de exigirme! No soy una superheroína capaz de conseguir hacer todo lo que me exiges.

—Me da igual, soy tu madre y no voy a permitir ni tolerar que hagas lo que te dé la gana, tienes diecinueve años y ya eres mayor como para saber qué es lo que tienes que hacer y lo que no. Tienes responsabilidades y debes ser consecuente.

—Tengo dieciocho. Y no, no voy a malgastar lo poco que me queda de adolescencia en ser y hacer lo que a ti te da la gana y no lo que yo quiero hacer —Cojo la mochila, salgo por la puerta y doy un portazo.

Me voy de casa llorando, con el corazón roto y con un sentimiento de impotencia y rabia. Mi madre quiere que estudie medicina, que trabaje este verano, que le ayude con las tareas de casa y que tenga un horario fijo y no llegue más tarde de las diez de la noche a casa. No puedo ir de fiesta ni quedar con mis amigas y me siento frenada por mi madre.

—Solo si estuvieras aquí Papá... —digo susurrando y con una lágrima cayendo por la mejilla.

Mi padre falleció hace ya cuatro años y siento que sin él no soy nadie. Me ayudaba mucho con todos mis problemas y mi vida era mucho más feliz que ahora. A veces pienso que si él siguiera aquí, mamá no se comportaría como se comporta.
Tengo dieciocho años y jamás pensé que aun siendo mayor de edad no podría irme de casa. Cuando cumplí diecisiete me alegré mucho porque pensé que al siguiente año ya me iría de casa. Pero no ha sido así.

Llego a clase y hoy por fin es el último día. Toca matemáticas y con diferencia es mi asignatura favorita. Llego 10 minutos antes, como de costumbre. Hoy es un repaso de lo que haremos en las clases extraordinarias de preparación para las pruebas de acceso a la universidad. La verdad que hoy está siendo un día normal, como otro cualquiera. Olivia, mi mejor amiga, está con el móvil todo el día; yo tomando apuntes de todo, porque si algo he aprendido es que tomar apuntes de todo siempre puede ayudarte en un futuro; y bueno, para variar los típicos de todos los dias, llegando tarde a clase. Nada nuevo.

Después tenemos filosofía y tenemos una presentación libre. Mi presentación habla sobre programación y creación de videojuegos. La verdad que tiene bastante éxito, ha gustado mucho y ha fascinado a otros muchos.

Después de estas dos clases tenemos tiempo libre y el grupito de las "chulis" han organizado un pica pica en el patio. Las "chulis" es un grupo de chicas algo populares dentro del curso que no permiten relacionarse con nadie que no sea entre ellas. Dentro de este grupito está la delegada de clase. No voy a mentir, me cae muy mal.

Olivia y yo decidimos irnos ya al patio antes de que nadie empiece a ir. Una vez ahí me paro en mitad de la cancha de fútbol. No puedo dejar de pensar en la mala relación que hay entre mi madre y yo y en lo mal que lo paso en casa. Así que me armo de valor y le pregunto a mi amiga.

—Olivia, tú con tus padres... ¿Cómo te llevas? —un sentimiento de presión en el estómago me hace arrepentirme de la pregunta.

—¿Cómo? —gira la cara mirándome, no se esperaba esta pregunta.

—Pues que si en tu casa va todo bien con tus padres.

Lágrimas prohibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora