La luz que entraba por la ventana del salón de estudio empezaba a desvanecerse. La Sala de Reuniones llevaba todo el día en silencio, a excepción del ruido que producía Andrew al devorar información procedente de las memorias de Salazar Slytherin y las anotaciones de su misterioso enmascarado. Había aprovechado el sábado para desaparecer de la vida social y dedicarse a su investigación, como llevaba haciendo los últimos tres meses desde la aventura nocturna en las mazmorras perdidas. Ya en su momento había sospechado que necesitaría mucho tiempo para descifrar los galimatías del hombre misterioso y asociarlos al diario de Salazar, pero ni por asomo se hubiera imaginado que después de tres meses seguiría sin tener una respuesta concreta. Atwood, Jade y Susane se pasaban por allí cada cierto tiempo, intentando organizarse una vez por semana para celebrar reuniones grupales y poner datos en común. Nicholas también se esforzaba por atraer a los chicos a la Sala de Reuniones, se había propuesto aleccionarlos sobre cómo deberían comportarse los legados de los cuatro fundadores y de qué forma podían ayudar a la escuela con sus investigaciones. Sin embargo, en lo que al trabajo de Andrew se refería, el cuadro no había sido de ninguna ayuda. Nicholas Dearborn no fue tan cercano a los fundadores en vida como si lo fue tras su muerte, cuando lo colgaron sobre la chimenea de la Sala de Reuniones. A pesar de eso, no había podido averiguar nada sobre el conflicto de Slytherin con los otros tres fundadores y se había limitado a ser una guía para los futuros legados.
El medallón los esperaba, pero Andrew parecía incapaz de encontrarlo. Las pistas se perdían entre ríos de tinta y enigmas malintencionados que desafiaban sus capacidades de erudición de un modo que jamás había experimentado. Planos de papiro enrollados entre sí riéndose de sus habilidades cognitivas, burlándose por la ineficiencia de un niño de once años que se creía un maestro nada más empezar su carrera educativa. ¿No era el legado de Ravenclaw? ¿No se suponía que debía estar preparado para algo así? Andrew golpeó la mesa en la que tenía dispuestas las entradas del diario número 251, arrojando los documentos al suelo.
—Señor Stone, ¿va todo bien? —La cabeza de Nicholas apareció en uno de los cuadros vacíos del salón de estudio.
—Claramente no, señor Dearborn. No tengo ni idea de dónde puede estar el dichoso medallón, toda esta investigación no está sirviendo para nada.
—¿Te enfadas porque no has descifrado en tres meses lo que algunos investigadores tardarían años en organizar? —El cuerpo al completo se manifestó en el cuadro. Tenía las manos entrelazadas al frente, como solía hacer cuando estaba listo para dar un sermón amistoso. —Señor Stone, todo lo que necesitas es tiempo.
—¿Y si no tenemos tiempo? ¿Y si hay un límite que aún no he descubierto?
—¿Tienes pruebas de que algo así podría estar sucediendo?
—No, pero tampoco tengo nada para refutarlo. Ese tipo se ha estado esforzando por retarnos desde su primera intervención la noche de Halloween.
—¿Por qué no me cuentas qué has descubierto hasta ahora? Estoy seguro de que la respuesta no será "nada".
—Pues es prácticamente nada.
—Oh, vamos, no seas tan duro con tu investigación. Hazme un resumen, ¿quieres? Desde el principio.
Andrew hizo un mohín, pero se levantó para recoger lo que había tirado del suelo y caminó hacia una mesa en la que tenía ordenadas las conjeturas de su investigación.
—Un sujeto misterioso encuentra las memorias que Salazar Slytherin escribió durante su retiro tras el conflicto con los otros fundadores. En la misma cámara, localiza también un medallón mágico que llevaba tiempo buscando, ni una sola referencia al motivo de su relevancia. Salazar Slytherin y este sujeto parecen compartir un Maestro en común o, al menos, eran aprendices de la misma doctrina con mil años de diferencia.
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Wizarding World: El Ataúd de Wiggen
FanfikceAtwood, Jade y Andrew son tres jóvenes de primer año en Hogwarts que pronto se percatan de que no todo es estudiar en el mundo mágico. Sombras del pasado conspiran contra las fuerzas del bien y tratan de retornar para cumplir con sus malévolos plane...