Capítulo 20

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—¿No sabes que la curiosidad mató al gato? —dijo Kenji mirando la cara asustada de Kira.

—Tampoco te pases, no somos los villanos —le regañó Mai.

—Bueno, vale...

En unos instantes, Zlatko sujetó firmemente a la gata y cerró la puerta.
Kira abrió los ojos como platos y empezó a moverse desesperadamente tratando de liberarse.

Zaira aguantaba tratando de no romper a llorar. Neit se dio cuenta de eso y se acercó para tratar de hacerla sentir mejor. No solía saber qué hacer a la hora de consolar a alguien.

-Bien. Ya tenemos la primera parte del plan -indicó Kenji, entrando en el tema en el que ninguna de las gatas quería-. Ahora nos queda Neit. ¿Tenéis algo pensado?

—Se me ocurrió una idea —contestó ella, dando un paso hacia delante—. Él quería acabar conmigo porque sabía que no iba a ser útil, porque hubo una época en la que no estuve muy bien... Creo que podemos falsificar un suicidio. Por lo que me ha contado Zaira, no creo que el director se moleste en comprobarlo.

Por un momento, a Zaira le dolieron estas palabras. ¿Y si Neit había intentado hacerlo y no se lo había contado? Empezó a sentir que ya no tenía el control. ¿Y si ocurría y ella no era capaz de pararla?

—Me parece una buena idea. Podemos llevarle al director pruebas falsas, junto con esta gata de aquí —dijo Kenji, mirando a Kira, que ya estaba cansada de retorcerse.

—Vale, pues si estáis de acuerdo dejadme ir a mi habitación un momento a coger una cosa. Será rápido —pidió Neit.

—Está bien, pero ten cuidado —recordó Mai—. Intenta que no te vean.

Neit salió corriendo delicadamente por la puerta.

En ese momento, Zaira recordó que también le gustaría coger algo, pero borró ese pensamiento rápido de su mente al ser ella la más perseguida por el director.

—¡Soltadme, por favor! —gritó Kira, con lágrimas en los ojos.

Nadie estaba muy contento con esta situación, pero a Zaira le rompía el corazón.

—¿Qué me vais a hacer?

El dolor en el pecho de Zaira no permitía que dijese la verdad. Sin embargo, había alguien que no estaba tan preocupado.

—Si querías despedirte de alguien, lo siento, pero ya no podrás. Dentro de unas horas ya no... —empezó a explicar Kenji, que aún siendo el más impasible, le costaba decir algo tan fuerte— ya no estarás aquí...

Kira empezó a temblar y a llorar desconsoladamente. Los tres gatos no sabían qué hacer, hasta que Neit irrumpió en la habitación, cuya puerta se habían dejado abierta.

—Qué irresponsables —dijo ella, cerrando la puerta para después entregar una carta a Zlatko—. Dadle esto al director. Hará el suicidio más creíble.

—¿Qué es? —preguntó Zaira, a lo que Neit no contestó.

En algunos momentos parecía que no eran conscientes de lo que iban a hacer. Algo que ahora sí les convertiría en los villanos de la historia, les convertiría en unos asesinos. Ellos se decían a ellos mismos que no eran unos asesinos porque con esa muerte podrían salvar sus vidas, pero casualmente siempre dicen que la primera fase de convertirse en algo es la negación.



El Mundo Perdido de los Gatos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora