El Mundo Perdido de los Gatos [BORRADOR]

Capítulo 19

Zlatko entró al ritmo de metálicos pasos al gran ascensor.

Como habían acordado hacía unas horas, Kenji conectó el portátil a una cámara instalada en los ojos del robot, que por algún motivo nunca había sido usada.

—No tenemos que hacer esto... —dijo Zaira observando como Zlatko pulsaba un botón.

El ascensor comenzó a subir de manera estable y constante.

—Es la mejor opción si queremos que dejen de buscarte —declaró Mai, reteniendo un nudo en la garganta.

Con cada segundo que pasaba, el sentimiento de culpa de Mai era cada vez más grande. Sabía que había sido ella la que había tenido la idea, y eso la ponía más nerviosa.

Sin embargo, Neit no iba a dejar que detuvieran el plan. Ella haría cualquier cosa por salvar a Zaira.

El silencio incómodo entre los gatos, que miraban con ansias la pantalla, se rompió un mísero momento.

—2905 —recordó Zaira, pronunciando el número de su objetivo—. 2905 —repitió. No sabía por qué lo estaba haciendo, pero los nervios ya empezaban a tomar control.

Las puertas del ascensor finalmente se abrieron, y Zlatko se dirigió a buscar la habitación.

Esa mañana, mientras creaban un plan, Mai recordó a una gata que vio cuando llegó a aquel mundo. Su nombre era Kira y, casualmente, era muy similar a Zaira. Tenía pelaje naranja y, aunque sus ojos eran algo más oscuros, era complicado de notar.

Tras darle muchas vueltas y tras muchas negaciones de Zaira, llegaron a la conclusión de que lo mejor sería mandar a esa gata en su lugar. Así, el director pensaría que estaba muerta y ella se escondería en aquella habitación.

De Neit se encargarían más tarde, pero ella ya tenía algo en mente.

Zlatko golpeó la puerta con rigidez, pero manteniendo una expresión serena.

Una gata curiosa abrió la puerta sin dudar.

—Hola. ¿Quién eres? ¡Encantada de conocerte!

Zaira se estaba aguantando las lágrimas. Ella conocía a Kira desde hacía mucho tiempo. Sabía que era una gata muy buena y no quería que sufriera por su culpa. Pensar en lo que le iban a hacer la aterrorizaba.

—Mi nombre es Zlatko. ¿Puede acompañarme por favor?

Decidieron elegir un diálogo suave para conseguir mejores resultados.

—Está bien, pero, ¿qué ocurre? —contestó la gata confusa.

—Por favor, apreciaría si me acompañas.  Es preciso no tardar mucho tiempo.

La cortesía y algo familiar en aquel robot la llevaron a seguirle sin hacer ninguna pregunta. La curiosidad pudo con ella, algo usual.

Mientras caminaban uno al lado del otro,  Kira no tardó en romper el hielo.

—Háblame de ti. Nunca antes te he visto. ¿Qué te gusta hacer?

—Me gustan los puzles —contestó automáticamente sin que los gatos al otro lado del ordenador le dieran una orden, cosa que les extrañó.

La gata dejó escapar una risa sincera.

—¿Sabes? Me recuerdas a mi hermano. A él le encantaban los puzles.

—¿Tu hermano? ¿Cómo se llamaba? —preguntó el robot, siguiendo las órdenes de Kenji.

—Connor. Se llamaba Connor.

En ese momento, el programa de Kenji dejó de hacer efecto por unos segundos y el robot perdió el control.

—¿Kira?

El robot clavó su mirada de cristal en los ojos de la gata.

—¿Cómo sabes mi nombre?

Sin embargo, ese estado duró muy poco y rápidamente los gatos volvieron a conectarse a Zlatko.

—No es relevante. Olvídalo, por favor.

Hubo un silencio incómodo mientras llamaban al ascensor, pero Kira comenzó a hablar de nuevo.

—Siendo sincera, echo de menos a mi hermano. Él es el único recuerdo que conservo.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó según las instrucciones de los gatos en el ordenador, que aprovechaban para sacar información mientras Kira y el robot llegaban a la habitación.

—Solo sé que tuve un grave accidente en el que mi hermano se sacrificó por mí... Sin embargo, yo acabé perdiendo parcialmente la memoria y solo recuerdo esos últimos instantes, además de momentos que pase junto a él.