Oficialmente las tres reglas impuestas desde el inicio se habían roto.
Prohibido preguntas personales.
Prohibido preguntas sobre lo sucedido en el caso.
Prohibido relacionarse de manera física o sentimentalmente.
Holland aun sentía un cosquilleo sobre los labios, después de ese beso había estado evitando la mirada de Dylan; su pulso seguía acelerado y aun había un ligero temblor en su cuerpo solo que ahora no sabía si se debía al reciente ataque o al roce de los dedos de Dylan que en ese momento se encontraba limpiándole algunas cortadas que tenía en la mejilla y los brazos, producto de la primera explosión que destruyó las ventanas.
En una de las gavetas que había en el bunker se encontraba un botiquín de primeros auxilios con todo lo necesario, gasas, vendas, apósitos, antibacterial,alcohol, termómetro, tijeras de punta redonda y un par de guantes.
El ex militar también tenía un par de heridas, ninguna de gravedad, salvo por una que se veía muy aparatosa en su frente justo donde iniciaba su cuero cabelludo de donde escurría un hilillo de sangre.
—Afortunadamente no tienes ninguna herida grave más allá de un par de rasguños y cortes superficiales —dijo Dylan.
Cerró el botiquín y arrojó los algodones usados en el cesto de basura que se encontraba junto a la cama.
—Estás san-sangrando —su voz se entrecortaba, el nudo en su garganta había disminuido, sin embargo, todavía no se recuperaba del todo del shock.
—No es nada —le restó importancia con un ademan de mano.
Pero la chica en un arrebato de confianza lo tomó del brazo para que no se alejara y le quitó el botiquín de las manos. El castaño entendió el gesto y se sentó frente a ella. Un algodón empapado en alcohol lo hizo hacer una mueca y soltar un pequeño quejido, ardía un poco, pero no era nada en comparado con otras heridas que había recibido estando en la guerra en alguna de las misiones de rescate que le eran asignadas.
Holland trató de ser lo más delicada posible mientras limpiaba la herida, pero sentir la mirada penetrante del hombre frente a ella la estaba poniendo demasiada nerviosa, sobre todo después de lo que había pasado. ¿Cómo era posible que sintiera una especie de emoción estando en una situación de peligro como esa? No lograba entenderlo, pero haber tenido los labios de Dylan sobre los suyos mientras la tomaba por el rostro, sin duda se había convertido en su top de momentos favoritos en la vida muy a pesar de las circunstancias.
Una vez que terminó de limpiarlo, Dylan guardó las cosas donde las había encontrado y de otra gaveta sacó dos chalecos Kevlar. Le tendió uno a la chica y le pidió que se lo pusiera. Se acercó hasta la mesa donde se encontraba la bolsa con todas sus armas y sacó uno de sus uniformes militares en color negro. Comenzó a quitarse la camisa de cuadros azules y rojos con líneas blancas dejándose solo la camiseta negra que llevaba debajo y se colocó encima la camisa negra de nylon que contaba con un par de bolsillos en las mangas. Sobre esta se colocó también el chaleco Kevlar.
También se cambió el pantalón de mezclilla por el negro tipo cargo de su uniforme. Cambió sus tenis por unas botas negras de combate; todo eso bajo la atenta mirada de Holland que no podía evitar pensar lo atractivo que se veía en ese uniforme. De pronto un golpe de entendimiento la azotó; la disciplina que tenía, el entrenamiento en defensa, el manejo de armas y ahora ese uniforme. «¿Cómo no me di cuenta antes?»
—¿Eres militar?
Dylan que se encontraba guardando municiones en los bolsillos giró levemente la cabeza en su dirección y después regresó a lo suyo.
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Sin Escape
ActionEnamorarse no era parte de la misión, pero había sido inevitable. ---------- La vida de Holland Cross ha cambiado radicalmente, empezando porque ese no es su nombre real. Debido a que se ha convertido en la pieza clave para atestiguar en el juicio q...